La característica agresividad ofensiva con que Diego Cocca planta los partidos del Santos Laguna y cómo mueve sus piezas cuando va abajo en el marcador con tal de empatar o ganar tal partido, no ha ido acorde a sus declaraciones de cara a la siguiente temporada.
Después de los dos Subcampeonatos, del fracaso que significó no calificar a la liguilla esta temporada y quedar fuera del Mundial de Clubes, uno esperaría una fuerte renovación en el plantel debido a que los jugadores, con calidad o no, es muy posible que ya estén viciados en un ciclo que para muchos terminó desde meses atrás.
Pero el discurso del entrenador santista ha sido apostar por los menos cambios posibles, darle una oportunidad más a la continuidad y al trabajo en equipo que se ha venido realizando. Es cierto que Santos cerró de forma maravillosa el torneo: de los últimos 6 juegos, 4 victorias, un empate y una sola (pero muy significativa) derrota. Aunque fue muy notorio el cambio de actitud en los jugadores y el férreo poder ofensivo con que Santos encaró los últimos partidos en los que sumó.
Creo que sobre todo la defensa necesita cambios contundentes: Iván Estrada, Felipe Baloy y Rafa Figueroa merecen permanecer, pero Santos fue muy castigado por errores y horrores de todo este sector bajo que al final causaron la eliminación de los dos torneos.
También será necesario cumplir con la regla de los menores a más tardar en la mitad de torneo. Sé que hacerlo en la última fecha es válido, pero carece de todo prestigio y más proviniendo de un club como Santos que posee tanta infraestructura e inversión en las fuerzas básicas. Son claves estos días para el futuro de los Guerreros, pues es la delicada etapa de la planeación.
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