No es mía la frase, pero la utilizo constantemente en muchos aspectos: época de crisis, es época de oportunidades. Buscar el lado positivo de las cosas en un evento como el del sábado 20 de agosto en el TSM, es muy difícil. Sin embargo hay 3 cosas que quiero destacar, porque fueron clave en tan lamentable situación y es oportuno sean señaladas:
Uno, las instalaciones de primer nivel del TSM, los amplios y numerosos accesos, y sobretodo el hecho de que años atrás la afición se comprometió a tener una buena conducta para que no hubiera malla dentro del estadio, fueron muy importantes para que la gente que corrió y entró en pánico en las gradas, no se empujara o aplastara una con otra.
Dos, la gente de seguridad no entorpeció el traslado de la gente, y eso fue clave. Permitieron que los aficionados saltaran a la cancha y se refugiaran en zonas en las que en circunstancias normales son de acceso restringido. Pasadas tragedias han acontecido porque la seguridad decide no abrir puertas y retener a la gente en lugares cerrados en una total falta de criterio. En Torreón sucedió lo contrario.
Tres, la sorprendente educación masiva de la afición: aunque pocos tenían experiencia en un evento como éste (¿y quién la tiene?), lo cierto es que el mantener la calma, el agacharse en sintonía, el obedecer órdenes y no entrar en pánico, fueron factor muy importante para no provocar estampidas humanas. El miedo existía, el ataque de nervios, familias y niños presentes siempre serán una gran responsabilidad y causa de una preocupación mayúscula, pero la valentía mostrada y el sentido común ha sido internacionalmente destacado.
Cuatro, y no por eso el último, aunque en estás líneas sí, el hecho de que el presidente de Santos, Alejandro Irarragorri, haya actuado como tal y en compañía del capitán Oswaldo, hayan salido a dar la cara cuando más se necesitaba de un líder y de la presencia de una autoridad reconocida. A diferencia de las autoridades políticas que siguen brillando por su ausencia y echándole la culpa al otro al grado de decir que esto fue una artimaña política, Irarragorri tomó la batuta, decidió, dio indicaciones, invitó al resguardo, ofreció el TSM como la casa de todos y prometió que unirían esfuerzos para mantener nuestro estadio como el único lugar de esparcimiento social que nos queda.
Periodistas y directiva del Santos hemos tenido nuestras diferencias, pero en esto estamos juntos indiscutiblemente. Porque ambos estamos interesados en vivir en una ciudad, ya no con paz, cosa que se ve muy lejana mientras sigamos manteniendo esta clase política, pero que al menos presente las garantías necesarias para poder asistir al futbol en familia.
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