El futbol, como reflejo de nuestra sociedad, nos sigue mostrando ejemplos de cómo nuestra sociedad está carcomida y es ventajista. La importancia de las "ladies de Polanco" no es tanto de quién se trataba ni el morbo en sí, la nota fue destacada porque cuando dos mujeres maniatan y pierden respeto por la autoridad policiaca, entonces es para cambiar la situación del radar y ponerlo en alerta.
Lo mismo sucedió con la directiva del Atlas. Ningunearon a su propio jugador Edson Rivera, que iba a un mundial Sub 20 con todas las posibilidades de ser visto por algún club europeo o algún visionario promotor, cosa que a la postre sí pasó. Sin contrato, sin una seguridad en el futuro, apenas cobrando 700 pesos quincenales, fue el mejor goleador mexicano y el Braga de Portugal, ni tardo ni perezoso, le tiende un contrato y el joven, claro, acepta. Como mexicano ganador, se dio a conocer al mundo sólo por su buen futbol, con juventud y con toda una carrera para triunfar en Europa.
Ante esto, ¿qué dijo Atlas? Un contundente: no va. Si a nosotros no nos toca una buena tajada de euros (que les urgen, así manejan sus finanzas en Atlas, siempre están en el hoyo) no permitiremos que el jugador vaya a Europa... Pero es que legalmente puede hacerlo, no lo tienes contratado, no lo conocías y lo tenías muy descuidado. Es más, tan se puede ir, que ya se fue, firmadito y todo.
Entonces Atlas promueve una iniciativa para complotear al jugador. Quieren que todos los equipos del futbol mexicano se ensucien las manos y en una actitud de lo más retrógrada e inquisitiva, vetar al futbolista de un posible llamado a la selección a algún futuro regreso, quesque porque Edson Rivera les jugó chueco.
Espero los diferentes equipos, y en especial Santos Laguna, no acepte tan pérfida propuesta. Estoy a favor de no regalar a los jugadores nobeles a Europa, como antes se hacía con tal de impulsarlos, pero si Atlas hizo las cosas mal, debe asumir las consecuencias y no declarar a un joven deportista, exitoso, con talento y mucha proyección en el papel de un criminal o de enemigo público, porque definitivamente no lo es. Los futbolistas no le hacen daño al futbol, son los directivos quienes con sus gandallismos, lo dañan.
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