Desde el veinte de agosto, circula un correo electrónico en referencia a los disparos que detuvieron el partido de futbol profesional en el TSM.
Mal y de malas, podríamos decir para describir la situación de la Comarca Lagunera, que ha tenido el infortunio de estar constituida entre dos estados: Coahuila y Durango, con fuerte influencia del tercero: Chihuahua.
Esa situación geográfica y política, desde siempre ha afectado a la región. En el plano político, aún representando a ciudades importantes para ambos estados, vivimos las consecuencias del estilo centralista que caracteriza a nuestro sistema; económica, por deber contribuir a las arcas de ambos y recibir centavos por pesos, además de desatención y hasta descuido marcado. ¿Será intencional y/o conveniente para intereses ajenos a los laguneros?
La crisis mundial, que ahora amenaza con recrudecerse, recibió la sumatoria de la ocasionada en nuestra región por cuestiones de inseguridad y mala promoción industrial y comercial al exterior del país. Recuerde que somos -¿seremos aún?- la quinta región más productiva de México, que ahora recibe los desaires de inversionistas extranjeros que temen, no sólo por sus inversiones, sino por la propia seguridad personal y la de sus colaboradores.
Esa situación de inseguridad nos ocasiona problemas sociales y de baja productividad; tan sólo pregunte a los restauranteros y los malabares económicos que deben hacer diariamente para poder sobrevivir con sus negocios, de los que dependen muchos trabajadores y sus familias.
La falta de consumo en comercios y talleres, medianos o pequeños, por la crisis económica y el temor generado entre los ciudadanos, también se suma a nuestro padecer. Los morosos y las carteras vencidas son elevados.
El diagnóstico lo conocemos, pero el remedio es muy difícil de aplicar.
Recordemos que los grandes movimientos que han cambiado las condiciones sociales, políticas y económicas de México, han partido con iniciativas de sus propios ciudadanos: los poderosos económicamente y los intelectuales, planeando y aportando para los movimientos; los ciudadanos comunes y corrientes, encabezados por el sector rural, combatiendo y exponiendo su integridad física para lograr el objetivo.
En el México Colonial, el cambio se dio cuando los pudientes económicamente sumados a los intelectuales, consideraron que era el momento de romper con la monarquía y favorecieron el movimiento independentista.
Curiosamente, la independencia la iniciaron españoles o hijos de ellos.
La Revolución Mexicana, se gestó con el apoyo inicial de intelectuales, algunos formados académicamente en el extranjero, caso de Francisco I. Madero; la lucha armada la dieron ciudadanos del medio rural y los más desprotegidos del urbano, sumándose minorías. En La Laguna queda la historia de aquellos españoles que, luego de trabajar arduamente para consolidar bienes, producto del trabajo y esfuerzo, debieron abandonar la Comarca en furgones de tren, tema que aún causa controversia y hasta enojo de algunos.
La situación de los laguneros ha llegado a límites que marcan sentimientos como ira, enojo, temor, ansiedad y hasta angustia; el cambio ya no puede esperar.
Las últimas noticias económicas del estado de Coahuila, han sido la gota que casi derrama el vaso, estando nuestro futuro en manos de aquellos que detentan poder y/o fuerza.
Ahora, en las redes sociales, empiezan a proponernos se declare el día veinte de agosto como "de la esperanza!", sentimiento de todos los que quedamos en La Laguna -los que pudieron y tuvieron los recursos, ya se fueron- de que las cosas cambien.
Algunos osados, insisten en el viejo tema de crear al Estado de La Laguna, sueño que queda desvanecido cuando conocemos las leyes y normas para establecerlo, entre ellas el consenso de cámaras de diputados de ambos estados, que, como usted sabe, poseen abrumadora mayoría para rechazarla. Además, la solución no sólo está en crear dos estados pobres para salvar a nuestra región que se encuentra en crisis, sino buscar soluciones factibles, de fondo y definitivas.
La palabra esperanza no es verbo, por tanto no refiere acción por sí misma; requiere del esfuerzo de todos, para poder alcanzar cambios sustantivos que se reflejen en la economía familiar y en la seguridad social.
Para ello, debemos combatir la desesperanza y la desidia; recuerde que tuvimos muchos avisos sobre nuestra situación regional y nacional y nada se hizo: los políticos siguieron actuando con base a los intereses partidistas y los fuertes económicamente -que generan poder político y social- se preocuparon por lo suyo, sin pensar en lo comunal. Nosotros, los simples ciudadanos, desatendiendo y hasta participando del comentario morboso y/o festivo de los dimes y diretes que se escuchaban con anterioridad.
Hoy, todos le tememos a las balas que escuchamos frecuentemente, no sólo por televisión y en el estadio, sino en las calles y avenidas.
Recuerde que el cambio se da con solidaridad, subsidiaridad y compromiso de acción civil por los medios lícitos. ¿Qué decide?
Seguimos esperando al líder.
ydarwich@ual.mx