Luis Ángel reconoce que le cuesta trabajo decir que no cuando alguien lo invita a beber alcohol.
Pese a esa fuerza de voluntad que no le ayuda, lleva hasta hoy 45 días sin ingerir alguna bebida que lo embriague. “Tomaba porque me entraba el sentimiento, porque me dejó la mujer, por problemas en la casa, en ocasiones ya me ponía agresivo”.
La adicción de Luis Ángel empezó hace dos años, bebiendo mezcal. El fin de semana se juntaba con sus amigos para conseguir dinero y mandar a alguien más a comprar el alcohol. Fue hasta que casi llega a los golpes con su padre, cuando su mamá decidió llevar al joven de 14 años a un espacio para iniciar su recuperación.
Con su voz en transición de niño a adolescente narra, identificándose con un nombre distinto, cómo fue su primer contacto con el alcohol. A los 12 años en una fiesta “tipo reguetón”, él y sus amigos de calle bebieron aguas locas, una combinación del barato mezcal Tonayan y saborizante en polvo.
“En las fiestas empecé por beber alcohol, pero también había activo (pegamento para material plástico conocido como PVC), limpiador para PVC y mariguana. Todo lo consumí”, dice Luis Ángel.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, la última referencia estadística que se tiene a nivel nacional, 27 millones de mexicanos consumen alcohol en grandes cantidades; un tercio de ellos son menores de 18 años.
De esos 27 millones, hay 4 millones 200 mil mexicanos que cubren el criterio de dependencia, lo que significa que tienen un patrón de consumo de más de un año sin control, rebasan las cinco copas por ocasión y al menos lo consumen una vez por semana.
Dentro de los 4 millones 200 mil, hay 393 mil menores de 18 años que tienen patrones de dependencia en México: 246 mil hombres y 147 mil mujeres.
La edad promedio de inicio en el consumo de alcohol es 14 años, y para el consumo de drogas es de 16.
TODO EMPIEZA EN LA FIESTA
Ricardo Nanni, siquiatra y adictólogo de la Sociedad de Especialistas en Salud Mental y Adicciones de México, explica los múltiples factores que pueden incidir en niñosadolescentes para caer en el consumo de alcohol: bajo rendimiento escolar, cambio frecuente de instituciones educativas, compañeros que propicien el gusto por el alcohol por generar un sentido de pertenencia. A nivel personal, influye presentar trastornos mentales como depresión, ansiedad y déficit de atención.
En lo familiar, la violencia, la poca comunicación con los padres, el consumo de alcohol en casa o progenitores permisivos que favorecen el consumo.
En el ámbito social hay, además, una gran aceptación y accesibilidad a alguna bebida alcohólica. Los estudios indican que los menores de edad inician de manera habitual por diversión, pero cuando se quedan en la dependencia, la mayoría presenta un contexto de dolor y necesitan alcohol para seguir funcionando.