Su receta: tomar el sol
Aunque a algunos les parezca extraño o contradictorio, es una realidad que la exposición a los rayos solares puede llegar a ser sumamente benéfica para el tratamiento de ciertas enfermedades. Tanto así que hablamos de una alternativa milenaria: la helioterapia.
Desde hace varios años escuchamos que exponernos al sol por largos periodos es perjudicial para la salud, pues se conocen a fondo los efectos negativos de esta acción tales como la deshidratación, el envejecimiento prematuro y el desarrollo de cáncer en la piel (como resultado del debilitamiento de la capa de ozono), etcétera.
No obstante, en tiempos ancestrales se descubrió que los rayos solares pueden proporcionar diversos beneficios al cuerpo humano. A dicho método curativo se le denominó helioterapia, y su uso se remonta al siglo V antes de Cristo. Se dice que los asirios y los egipcios tomaban baños de sol, mientras que los griegos construían galerías adjuntas a las habitaciones de los enfermos para que estos pudieran recibir la luz natural. Incluso se sabe que el mismo Hipócrates, el llamado padre de la Medicina, prescribía baños de sol a sus pacientes más débiles.
Siglos más tarde dos médicos fueron considerados como los grandes defensores de la helioterapia: el suizo Arnold Rikli (1823-1906) y el naturista alemán Heinrich Lahmann (1860-1905). Rikli construyó en 1855 un sanatorio naturista en donde la toma de baños de sol era uno de los procedimientos más empleados. Mientras que en 1898 Lahmann publicó en una de sus obras que la toma de aire fresco y el sol sobre el cuerpo desnudo mejoraban el estado defensivo del enfermo.
AYUDA, PERO NO ES UN TRATAMIENTO
Hoy en día la helioterapia no está considerada como tratamiento sino como una recomendación complementaria o parte de la medicina alternativa.
Sin embargo hay tres casos particulares en los que los doctores suelen sugerir la exposición a los rayos del sol. El primero es a pacientes que sufren de osteoporosis o tienen el riesgo de presentarla, pues la luz del Astro Rey ayuda a que la vitamina D se active en la piel, lo cual es indispensable para absorber el calcio. Si bien no es necesario tomar el sol directamente, puede ser en forma indirecta porque hay un reflejo de la radiación ultravioleta.
La helioterapia se aconseja asimismo a los habitantes de regiones en las que las noches son muy largas y el tiempo de luminosidad diurna es reducido, circunstancia que puede generar depresión.
El método se ‘receta’ igualmente a quienes tienen enfermedades de la piel como la soriasis, padecimiento que causa lesiones escamosas y dolorosas. “Una exposición controlada y limitada a los rayos solares, aunada al uso de tratamientos tópicos, es de gran provecho para dichas personas”, señala el Médico Internista Carlos Robles.
En el mismo tenor, la helioterapia puede ser útil para combatir el acné. No obstante es alto el riesgo de que resulte contraproducente pues el problema tiene la facilidad de propagarse a otras partes del rostro a través del sudor, por tal motivo los especialistas prefieren indicar el uso de luz infrarroja.
Cabe mencionar que la helioterapia tiene un efecto analgésico debido a la producción de calor que transmiten los rayos infrarrojos. Por otro lado los virus y las bacterias son sensibles a la luz UV, razón por la que se propone a la gente con malestares infectocontagiosos que ventile bien su habitación, permitiendo que entre el reflejo del sol.
UNA TERAPIA DE CUIDADO
El Doctor Robles compara a la helioterapia con la Aspirina: “Sabiéndola usar en la dosis y el paciente adecuado sus beneficios serán significativos. Pero no debe intentarse curar todo con ella, sólo es parte de las opciones de un tratamiento. La exposición al sol forma parte de las recomendaciones que damos los médicos, mas siempre cuidando a quién y por cuánto tiempo”.
Y es que el método debe usarse bajo un estricto control, ya que la sobreexposición a los rayos UV podría causar severos daños a la piel y al hígado. Asimismo en enfermedades como el lupus (trastorno autoinmunitario crónico que puede afectar la piel, las articulaciones, los riñones, el cerebro y otros órganos) el uso de la helioterapia puede incrementar los daños cutáneos, al tratarse de un padecimiento en donde hay fotosensibilidad. Es por eso que cuando un especialista sospecha la presencia de tal afección acostumbra preguntar a la persona si le aparecen erupciones al estar bajo el sol. Se entiende entonces que la helioterapia no se aconseja para combatir el lupus, sino que ayuda a diagnosticarlo.
Por otro lado a quienes están en tratamiento a base de piroxicam (fármaco utilizado para combatir el dolor y la inflamación) se les sugiere evitar el sol ya que podrían aparecerles erupciones en la piel, confundiéndose éstas con alergia.
CON SUPERVISIÓN Y MEDIDA
La helioterapia, como casi todo, puede ser muy provechosa si se recibe con medida. Pero no hay que olvidar que en forma indiscriminada aumenta el riesgo de quemaduras, golpe de calor y cáncer en la piel. Por eso no hay una ‘dosis’ predeterminada, la indicación de cuánto tiempo y con qué frecuencia tomar el sol varía de acuerdo a cada individuo. Es fundamental consultar a un especialista antes de someterse a este método alternativo de curación.
Fuente: Médico Internista Carlos Robles, jefe de Educación Médica del Hospital Ángeles Torreón.