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Subempleo es la opción

En la calle. El trabajo en los cruceros o lugares públicos ha aumentado en Gómez Palacio debido a diversos factores.

En la calle. El trabajo en los cruceros o lugares públicos ha aumentado en Gómez Palacio debido a diversos factores.

CLAUDIA LANDEROS

Es común ver en los cruceros gente trabajando en todo tipo de labores: vendiendo alimentos u otros artículos, limpiando coches, tocando música o haciendo algún tipo de malabares para obtener unas monedas.

No sólo los encontramos en los cruceros, también en lugares públicos de la ciudad de Gómez Palacio, como las plazas.

El trabajo en las calles es desempeñado por cualquier género a cualquier edad y, en ocasiones, no tiene que ser necesariamente gente sin estudios o en extrema pobreza.

LUCHA POR SOBREVIVIR

En la región, el salario mínimo diario es de 56.70 pesos. Las personas que trabajan en la calle pueden superar esa cifra y ganar desde los 60 ó 70 pesos hasta los 250 ó 300, dependiendo lo bueno que les resulte el día.

Los factores que influyen en la ganancia son que exista más tránsito vehicular, que sean días de pago de los transeúntes que cuentan con un empleo fijo, e incluso las fechas o temporadas como la navideña, en la que la gente tiene un mejor ánimo y deseos de compartir y ayudar.

LAS GANAS DE ESTUDIAR NO DAN DE COMER

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, en el tercer trimestre del 2010 la tasa de desempleo era del 5.29 por ciento, la cual ha aumentado en comparación al año 2008 y años anteriores, pero ha disminuido en relación al 2009, en el que la tasa marcaba los 5.91 por ciento.

En este contexto del desempleo están casos como el de don Jaime, quien tiene que salir a vender productos de madera que él mismo elabora.

No cuenta con un local porque no tiene la solvencia para rentarlo y pagar permisos, sin embargo, la necesidad de salir adelante y la falta de oportunidades de empleo para las personas mayores de 50 años, lo hacen buscar alternativas de trabajo.

Don Jaime estudió en la Normal Superior de Gómez Palacio. Siempre ha tenido el problema de la falta de empleo, por lo que tuvo que abandonar la carrera para convertirse en un vendedor más en las calles.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, cerca del uno por ciento de la población económicamente activa (PEA) del Estado se encuentra subocupada.

La subocupación es cuando una persona capacitada para una determinada función, cargo o puesto, no se encuentra plenamente ocupado, por tal motivo puede optar por tomar trabajos menores en los que gana poco o menos. Uno de los “trabajos” es vender artículos en la calle, como lo hace don Jaime y muchos otros.

Hay subempleo también cuando la persona no puede encontrar una colocación de empleo que aumente su tiempo de ocupación.

En contraparte, en el Censo de Población y Vivienda 2010, elaborado por el INEGI, el municipio de Durango tiene losmayores porcentajes de personas ocupadas, con el 38.3 por ciento, mientras que Gómez Palacio le sigue en importancia, además de presentar la más alta participación en remuneraciones.

POR GUSTO

No todos tienen la misma problemática. Es el caso de Nayib, quien a sus 21 años dejó su casa, con una familia que lo apoya incondicionalmente, para ir por varios estados de la República Mexicana trabajando en las calles con un balón. Con él hace dominadas para recibir dinero en los cruceros.

Dejó su carrera de Comunicación cuando cursaba el primer semestre, para empezar a trabajar. Decidió hacer esto porque le gusta y porque realmente le deja la ganancia económica que él requiere para sus gastos y para ahorrar, ya que su plan a mediano plazo es establecer su propio negocio.

NO RENDIRLE CUENTAS A NADIE

Hay quienes prefieren el trabajo de las calles por independencia y hasta cierto punto comodidad.

Alfonso Soto, a sus 50 años, sigue boleando zapatos en la plaza de Gómez Palacio. Este oficio lo desempeña desde hace 18 años y en este lugar tiene cuatro trabajando. El motivo por el cual Alfonso trabaja como bolero en las calles es porque no tiene que rendir cuentas a alguien, puede descansar cuando lo decida y asegura que gana realmente lo que trabaja. Señala que en ocasiones al estar colocado en una fábrica u otro tipo de empresa, es desproporcional el tiempo y esfuerzo para el pago recibido.

Él gana como mínimo 200 ó 300 pesos diarios, a veces más y un día normal termina de laborar a las cuatro o cinco de la tarde. Los sábados es el día con más clientes, en el que puede conseguir hasta 450 pesos. Los domingos los descansa y el lunes regresa otra vez a la plaza a las ocho o nueve de la mañana. Su trabajo lo considera cómodo, tranquilo y bueno.

Aunque puede pensarse que relativamente es fácil salir a las calles a vender algo o a hacer alguna actividad y pedir unas monedas, no es constante, ni reciben prestaciones ni están protegidos en caso de emergencias. Tanto los gomezpalatinos como los mexicanos en general tienen que buscar opciones para salir adelante y ganarse el pan de cada día, unos para cumplir sus metas y sueños y otros para no dejar desprotegidos a sus seres queridos.

Sea por desempleo, por necesidad o por gusto, estas personas hacen su mejor esfuerzo cada día que comienza su andar en las calles de Gómez Palacio, luchando contra las adversidades y las estadísticas.

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Escrito en: subempleo GP

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