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Sus papás lo encadenan

DURANTE 24 HORAS PERMANECIÓ ATADO UN MENOR DE EDAD

LUIS MORALES

El castigo fue severo. Abelardo faltó a la escuela y su padre decidió encadenarlo a su cama. De nueve años de edad, estaba solo en un humilde jacal, tenía sed, pidió agua. Un vecino lo atendió y vio que el niño de nueve años estaba amarrado con cadena y candado.

En la parte más alta del cerro que está a espaldas del Cristo de las Noas, está la casa de Abel, como le dicen sus amigos de cariño. De madera, cartón y plástico, la improvisada vivienda de 3 por 6 metros es ocupada por sus padres y sus cuatro hermanos.

Abel llevaba casi 24 horas encadenado cuando el vecino lo descubrió.

"Qué bueno que vinieron, le llamamos a todo mundo y nadie quiere venir, como es acá atrás del cerro", dijo una mujer que llamó para denunciar el maltrato y pedir ayuda.

"A estos niños les pegan mucho, a uno ya lo habían amarrado y a éste pobre ayer le dieron con una tabla hasta que se quebró", dijo otra vecina molesta, que enseñó el madero astillado que estaba debajo de la cama.

"Es que me amarraron porque no fui a la escuela, pero ya voy a ir", dijo Abel con la cabeza baja, quien estudia en la primaria Justo Sierra, ubicada cerca de su casa.

Al llegar a la casa de Abel, sólo estaban sus hermanos Enrique, Esmeralda Rubí y Gael Eduardo, de ocho, seis y tres años de edad, respectivamente. "Es que el más grande se sale de vago al Centro", dijo un vecino al referirse a José Ramón, de diez años.

"Mire, a estos niños los dejan mucho tiempo solos, sus papás se van a trabajar temprano y ya regresan tarde, a veces el señor llega borracho", dijo una vecina sobre el abandono que enfrentan los niños.

Un dibujo a lápiz deja ver el rostro del padre de los niños, y su nombre, José Ramón Novella. También aparece el nombre de su madre, María de Jesús Martínez. En la casa no hay más fotografías, sólo cuadros, figuras de cerámica e imágenes del Sagrado Corazón y del Cristo de las Noas.

Abel está muy triste, a su corta edad parece un niño sin esperanza. Para hacer plática responde que sí le gusta la escuela, pero al preguntarle qué le gustaría ser de grande... sólo guarda silencio.

Abel no tiene hambre, dice que una vecina le dio agua y de comer. En la estufa de su casa se ve un sartén con algo de frijoles con chorizo y en una pequeña mesa algunas tortillas, Enrique dice que fue el almuerzo de todos.

 EL RESCATE A las 13:30 horas, Protección Civil y los Bomberos acuden al domicilio de Abel. Minutos después llegan los agentes de Seguridad Pública para resguardar el área. El papá de Abel nunca apareció.

Un bombero subió con pinzas y logró liberar al niño de las gruesas cadenas. Jaime Rodríguez, subdirector de Protección Civil, coordinó la acción y se comunicó al DIF Torreón, para que tomaran cartas en el asunto.

"Oiga, ¿y qué le van a decir a los papás? Porque al rato llegan y van estar bien enojados", preguntó un joven.

 ABELARDO

Niño encadenado

Su casa. En la parte más alta del cerro de Las Noas, en la colonia Nueva Creación, está la casa de Abel y su familia. Amarrado. Abel estuvo más de 24 horas encadenado a su cama porque su papá lo castigó.

Su casa. En la parte más alta del cerro de Las Noas, en la colonia Nueva Creación, está la casa de Abel y su familia. Amarrado. Abel estuvo más de 24 horas encadenado a su cama porque su papá lo castigó.

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Escrito en: DIF Torreón

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Su casa. En la parte más alta del cerro de Las Noas, en la colonia Nueva Creación, está la casa de Abel y su familia. Amarrado. Abel estuvo más de 24 horas encadenado a su cama porque su papá lo castigó.

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