También los cuidados tienen un límite

Dependencia, inmadurez y conflictos emocionales en la edad adulta son algunas de las consecuencias que los hijos sobreprotegidos pueden enfrentar. Para evitar este tipo de problemas es necesario fomentar desde pequeños su independencia y la responsabilidad que esta conlleva, de acuerdo a su edad.

Para algunos padres, sobre todo los primerizos, es difícil evitar la sobreprotección, pues la inexperiencia y el temor de que sus hijos se puedan lastimar, causa que los padres cuiden excesivamente a sus hijos y que no les permitan desarrollar sus habilidades físicas y sicológicas.

Los padres deben estar conscientes de que una caída, un raspón, un rasguño entre otras cosas, son eventos presentes en la vida de los niños e inevitables en su desarrollo, lo que deben hacer para evitar tragedias, es estar muy al pendiente de ellos y en situaciones de riesgo alejarlos.

“La independencia no debe ser confundida con el descuido. En todo momento los padres deben estar al pendiente de los niños. Un niño sobreprotegido no es aquel que está la mayor parte del tiempo con sus padres, sino al que estos no le permiten hacer nada por temor a lo que le pueda suceder o bien para evitar que cometa errores. Los padres hacen todo por él y lo mantienen ‘controlado’, privándolo de un correcto desarrollo físico y mental”, dijo Elizabeth De la Torre, psicóloga.

Para fomentar el sentido de la responsabilidad, la psicóloga recomendó que los padres integren poco a poco a las labores del hogar a sus hijos con tareas sencillas, como por ejemplo enseñarles a que levanten y ordenen sus juguetes, que ordenen su cuarto u otras actividades acorde a su edad.

De La Torre recomendó también que se le haga partícipe de la toma de decisiones en el hogar. El niño debe sentirse parte de una familia, debe saber que es escuchado y que sus aportaciones y punto de vista es tomado en cuenta, pero a la vez debe estar consiente de que las decisiones en algunas ocasiones son tomadas por papá y mamá. Esto le va a ayudar a sentir mayor seguridad.

Otra cosa que los padres pueden hacer es trazarle algunas metas que estén a su alcance para que vayan superándolas. Si la iniciativa sale del pequeño, de igual manera se le debe permitir y apoyar.

Un día Andrea, de 3 años, le dijo a su mamá, Marina, que le permitiera ponerse los zapatos ella sola. La madre accedió y la niña se puso los zapatos al revés. Marina la tomó entre sus brazos y le dijo que había sido muy bueno el esfuerzo, pero que se había equivocado. Le explicó cómo hacerlo y la niña al poco tiempo sabía cómo ponerse los zapatos. Marina pudo haber optado por ponerle los zapatos ella misma o incluso la pudo haber regañado, pero hizo todo lo contrario y le dio mayor confianza y esto le ayudó a Andrea a aprender algo nuevo rápido.

Según la psicóloga un niño sobreprotegido suele tener un sentimiento de inferioridad con respecto a los demás, generalmente este sentimiento lo priva de las actividades en las que se tenga que competir. También son niños muy egoístas y que necesitan la constante aprobación de sus padres. A largo o corto plazo la sobreprotección puede mermar el disfrute de algunas etapas de la vida, como lo son la adolescencia, la juventud y la misma edad adulta.

Sobreproteger a un hijo es más sencillo que educarlo, darle todo es más fácil y rápido que enseñarlo a valerse por sí mismo, pero a la larga es más perjudicial para los padres, pero más para el hijo.