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Tarjetas y servicios

Las laguneras opinan...

LUCRECIA MARTÍNEZ

El día de ayer tomé la decisión de armarme de paciencia para cancelar mi tarjeta de crédito; y fue un verdadero calvario. Primero la grabación que contesta con una voz melosa enumerando las opciones, luego si logra uno marcar la correcta sale otra grabación que nos pide número de tarjeta y luego otra en la que se nos dice que todos los representantes están ocupados, empieza la musiquita y el "no se vaya, lo estamos atendiendo", musiquita "no se vaya", al fin ya contesta el agente o como se le llame y nos dice su nombre y nos asegura que está para servirnos, otra vez nos pide santo y seña, y nos pregunta en qué "nos puede servir" pero si por casualidad usted quiere cancelar ahí comienza el problema, "la voy a transferir con un funcionario para que le tome los datos" y resulta que la llamada puede estar en espera los suficiente para que usted decida dejarlo mejor para otro día.

En la desesperación, me dejé ir al banco directamente y me atendió una joven y le comenté lo que me estaba pasando, que anteayer me había pasado lo mismo, y cuál sería mi sorpresa que ella tampoco tenía acceso directo, así es que marcó al 1-800 y lo mismo, le pidió ayuda a su jefe llamado Óscar, y tampoco tiene facultades de hacer nada, y bueno pues a esperar y después de un buen rato contestaron y al fin después de un largo cuestionario, pude cancelar.

Qué enorme diferencia cuando los bancos eran mexicanos, las personas eran tratadas como clientes, pero con la entrada de los bancos extranjeros, todo ha cambiado, imagínese usted a la central en Londres, Madrid, Bilbao, Nueva York, que le importamos los clientes mexicanos; nada, como clientes nada, como territorio ocupado desde luego que mucho, aquí en México es donde las comisiones y los intereses se cobran más alto, las utilidades son récord para ellos. País de agachados, en el que nunca se ha superado la imagen del conquistador, al de arriba la abro la puerta y al de abajo lo pisoteo.

Lo mismo sucede con Telmex-internet, ADS, Tele cable, CFE, no se diga de American Express, por mencionar sólo algunas, los conciudadanos empresarios tampoco cantan mal las rancheras; hay todo un sistema, primero se exige que sea el titular quien haga la gestión, luego la cantidad de letanías que tiene uno que escuchar, el tiempo de espera y tiene que pasar uno por varios funcionarios hasta llegar a aquel que ofrece muchas más ventajas que las que se nos ofrecían antes; no comisión, más llamadas, más tiempo, lo que se necesite, con tal de que no se les cancele. ¿Estarán tan necesitadas, en el caso de esas instituciones bancarias que requieran tanto esfuerzo? Pues parece ser que las tarjetas de crédito deben ser la ganancia de otra manera no se explica.

Si usted no checa su recibo de teléfono resulta que le cargan un seguro de vida de veintitantos pesos, que usted no solicitó, o se le carga en el recibo contestador automático que tampoco solicitó; y que se requiere hacer todo el trámite para que le sea cancelado; y qué me dice que ir a arreglar algo de su teléfono celular a Telcel, igual, el titular del contrato y si es empresa el acta constitutiva, el poder que se le otorgó al empleado; sin embargo si el teléfono celular es robado se le vende un chip en donde sea y feliz el susodicho de no hacer ningún trámite.

Se ha perdido la moral hasta esos límites de lo privado, en impedir mediante argucias la libertad del individuo para decidir lo que convenga a sus intereses, la manipulación del lenguaje, de las formas, esto es una violencia terrible en contra del ciudadano, cubierta de una cortesía con las voces impuestas, con el mismo tono de voz con que se les habla en los psiquiátricos a los pacientes.

Eso ha logrado la mercadotecnia, hacernos creer que nosotros somos unos pelados maleducados y agresivos, que queremos ejercer un derecho a cancelar un servicio en el que ellos tienen la última palabra.

Violencia en la calles, importamadrismo generalizado, intromisión en nuestras casas por los famosos call centers, amenazas de secuestro por medio de teléfonos desde los penales, miles de muertos, crisis política y económica, pérdida de creencias y valores, devaluación de la familia y para rematar no podemos cancelar ni la tarjeta ni los servicios contratados!!! Eso ya es el colmo de los colmos!!!! Como dicen los gringos "Give me a break".

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