Tal vez pasó desapercibida la noticia aparecida en el Siglo de Torreón, el día de las madres: "El cuerpo sin vida de una menor de aproximadamente 13 años de edad y con signos de tortura fue encontrado la noche de ayer en calles de la colonia Ana".
Creo que usted se remitirá a pensar de inmediato en el narcotráfico, la inseguridad y todos los problemas sociales y económicos que nos traen aparejados. Tiene razón.
En La Laguna de nuestros días, vivimos un mundo de inseguridad, temor y odio, reflejado en ésta y otras muchas acciones similares, tantas que ya hemos empezado a digerir el mundo de violencia que padecemos y hasta nos llega a ser familiar.
Dígame si no es verdad que llegamos a despertar pensando en ¿cuántos muertos habrán amanecido?
El temor, indudablemente es uno de los motores que mueven al mundo; de hecho, la mayor parte de las acciones destructivas tienen base en ese sentimiento y, desgraciadamente, poco a poco vamos dejando atrás el opuesto: el amor, que mueve a los seres humanos a ejecutar acciones sublimes.
El tormento físico es uno de los pobres argumentos con que cuentan los criminales y lo practican buscando efectos primarios y secundarios: no es tratar de obtener información únicamente, va más allá, busca generar temor y hasta pánico en quienes, enterados, toman la advertencia de fuerza y maldad para "no padecer el mismo terror del sacrificado".
El sentimiento de temor paraliza a las sociedades; caso nuestro, que reaccionamos pobremente a los llamados de lucha por el cambio.
En la marcha por la paz, celebrada en principios de mayo, tan sólo acudieron tres o cuatro centenas de personas, que en una población como la nuestra, representa un porcentaje muy bajo, síntoma de temor y parálisis incapacitante para dar respuesta social.
La misma respuesta que recibió Javier Sicilia, -poeta morelense que sufre el mayor de los dolores humanos: perder un hijo- fue limitada y sólo marcharon miles, cuando debimos ser cientos o millones de mexicanos los que debiéramos protestar por el desamparo en que nos tienen las autoridades.
Piense que los políticos reaccionan ante la fuerza de los opositores y la prueba de inmediato se dio con la negativa a despedir al secretario de Seguridad, Genaro García Luna, quien, por cierto, ha sido gravemente denunciado por la periodista Anabel Hernández, autora de "Los Cómplices del Presidente".
La pregunta es simple: ¿cuál sería la reacción de las autoridades -nacionales y estatales- si nos vieran unidos?
Las organizaciones sociales de La Laguna, intentaron reaccionar, aunque tibiamente, advirtiendo en diferentes notas periodísticas sobre la posibilidad de retener impuestos en tanto no se atiendan nuestras necesidades primordiales, entre ellas la grave responsabilidad del Estado: ¡cuidarnos!
Así, la visita del presidente Calderón, a La Laguna, cuando recibió más que peticiones: ¡reclamos! de muchos de los representantes de la sociedad civil, generó sólo una leve respuesta de indignación, misma que se fue apagando como "llamarada de petate" para terminar por consumirse con el arribo de policías y militares a la región y el nombramiento del "mando único".
Triste leer que algunos de los candidatos hablan de confianza y credibilidad; y uno de ellos asevera: "¡la seguridad, déjenmela a mí!". Todas, esperanzas desangeladas ¿Qué piensa?
Un principio básico del manejo y uso del poder dice: "los ciudadanos tienen las autoridades y políticos que se merecen" y hay mucho de cierto en el refrán, al mantenernos ocupados en los dimes y diretes que se han lanzado contra de los postulantes a gobernador del Estado de Coahuila; ellos, astutamente, se dejan llevar, evadiendo hacer declaraciones sobre verdaderos compromisos políticos. Usted se habrá dado cuenta.
Tampoco dude de la veracidad del refrán que dice: "el valiente vive mientras el cobarde quiere"; le propongo a usted el acomodo del mismo, según las actitudes de cada uno de nosotros, aunque es inútil mientras continuemos simplemente observando -sin actuar- las enormes diferencias en el trato de autoridades estatales entre una región y otra del estado de Coahuila.
Por favor no crea que tengo interés alguno por promover a algún partido; pienso que el cambio está en nosotros y nuestra disposición a exigir cumplan su compromiso: servirnos, ya sean del rojo, verde o azul, que para el caso pareciera que es lo mismo.
Ellos ahí seguirán, actuando igual, mientras no reaccionemos.
El principio de solución está en tener la conciencia, luego la intencionalidad y finalmente la acción; los grandes cambios que se han dado en el mundo nacieron del intelecto y luego la movilización material; en tanto, recuerde: ... ¿a quién le dan pan que llore.
El cambio vendrá cuando unidos lo promovamos, empezando con nosotros, luego con nuestros elegidos como servidores. ¿Está usted dispuesto a reaccionar, de una vez por todas?, o ...cómo ve: ¿le seguimos así?
ydarwich@ual.mx