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Tenemos laguneros la culpa

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Nuevamente se anuncia una demora en la entrega de las obras viales que el Gobierno del Estado de Coahuila está ejecutando en Torreón. La información proporcionada por el Secretario de Desarrollo Regional, el diputado federal con licencia, Miguel Ángel Riquelme admite que el retraso se debe a que no se le ha pagado a los constructores en los tiempos que debería y ello trae consigo, que se detengan los trabajos o que disminuyan su ritmo.

Los proyectos regazados que el secretario Riquelme dice que va a entregar en mayo -qué raro, el mismo mes de inicio de campañas a gobernador- está el Sistema Vial Alianza, que lleva construyéndose más de dos años, así como obras complementarias a la ampliación de la autopista a San Pedro -que hay que decirlo, realmente está casi concluida- en la que está incluido un cárcamo. Está pendiente la instalación de un sistema de semaforización bajo el Periférico en Villa Florida, además falta un kilómetro y medio para terminar la ampliación de la antigua carretera a San Pedro. La nueva rúa proyectada como bulevar Senderos, que conectará con la autopista a San Pedro, no tiene fecha de finalización, su ritmo es lento. La controversial Gran Plaza está detenida porque no se ha concluido la nueva Presidencia Municipal y el estacionamiento subterráneo no ha sido siquiera licitado.

Los planes originales eran que la Secretaría de Desarrollo Regional entregara todo este paquete a finales del año pasado. Al no ocurrir esto, se dijo que éstas se entregarían en febrero, cosa que por supuesto no ocurrió. Ahora se dice que será dentro de un mes y medio.

Los reportes disponibles indican que en algunos sitios donde se están realizando estas obras se ha reactivado el trabajo, en otras, continúan detenidos. Ante ello, Riquelme achaca que había sido por falta de pago atribuible a los cambios que han ocurrido en el área de finanzas del gobierno. Es obvio que jamás dirá que las arcas estatales están sobregiradas. Asevera que el gobernador Jorge Torres garantizó el respaldo financiero, así que no habrá mayores sobresaltos.

¿Por qué está ocurriendo este desplome en el ritmo y eficacia del Gobierno Estatal de Coahuila? Si una de sus características durante todo el sexenio es que ciertamente ha sido una administración que ha realizado el mayor volumen de obras en la historia del Estado. Aunque particularmente con La Laguna, no fue tan diligente como con el resto del estado, particularmente la capital, de donde son el gobernador con licencia y flamante presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Humberto Moreira, el gobernador actual, Jorge Torres y el candidato del mismo partido, Rubén Moreira. Allá en Saltillo, sí que hay obras de relumbrón, de esas que se pueden presumir en todo el país. Hay que reconocer que en eso sí hubo trabajo y resultados.

Sin embargo, lo que resulta frustrante y hasta cierto punto humillante, es el manejo que se le ha dado particularmente a Torreón en cuanto a la planeación y ejecución de obra. Esto está aparejado con la creación de la Secretaría de Desarrollo Regional, que fue el artilugio para poder desplazar y aplastar el último bastión opositor real en el Estado. Cuando se dio la derrota en 2005 del PRI a la presidencia municipal, Moreira trazó la ruta que él y su equipo saben llevar a cabo de maravilla: intenso trabajo social con enfoque electoral, y claro que les dio los resultados esperados. Hoy tienen carro completo.

La Secretaría de Desarrollo Regional se creó formalmente para darse mayor celeridad en la resolución de los problemas de la zona, la obra pública entre ello, pero tenía aparejado fuerte un centro de operación política plenipotenciario. Tal era la fijación del profesor Moreira, que ubicó ahí a Eduardo Olmos, para posicionarlo fuerte para la revancha en la alcaldía, que se consiguió con facilidad. Estuvo luego Antonio Juan Marcos, que pasó de tránsito en realidad, ya que no había objetivos electorales durante su gestión. Ahora al frente está el propio Riquelme, quien es tal vez el mejor operador electoral que tiene en la plaza, de la dependencia creada para eso.

Es natural que quien está en el poder hará lo que sea para conservarlo. Pero en el caso particular, si bien como ya se manifestó, se ha hecho obra como nunca, también es cierto que como nunca ésta fue con recelo a Torreón, ya que no ha sido tan prolífica como la saltillense, pero sobre todo que fue totalmente acompasada a los tiempos político-electorales. Así que nuevamente a los laguneros nos trataron en función de los votos que teníamos que dar a la hora adecuada, y no en un calendario natural si no se hubiese priorizado este renglón.

Hace unas semanas se informó que no se harían nuevas obras, ya para qué, si desde hace mucho estaba en el guión esta transición de poder entre los hermanos, y en este momento no tiene sentido darle relumbrón al encargado de hacerla, el gobernador actual Torres.

Pero los primeros culpables somos los laguneros, siempre divididos y presa fácil ante cualquier coqueteo o apapacho del poder. No hay sorpresa entonces de que no habrá más obra y que la que estén acabando esté retrasada. Cuando asuma Rubén el poder se anunciará un plan más ambicioso, es predecible, además lo más probable es que todo el estado será para el PRI, así que esto abonará al retorno hacia la ejecución de proyectos, como los que se hicieron con Humberto.

Eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx

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