Terapia para el corazón

Rolando azotó la puerta; lo cumplió. Se había ido. Laura tenía los sentimientos a flor de piel. Mil ideas revoloteaban en su cabeza: ¿este era el fin de la relación?, ¿su marido regresaría a casa?, ¿dejarse, siquiera por un tiempo, sería lo mejor?

Estaban por cumplir cuatro años de casados, pero su relación no iba por buen camino. Sin que ellos se dieran cuenta la rutina, la crisis económica y la falta de comunicación (entre otros factores) crearon un abismo entre ambos. Parecía que el amor se había esfumado; ya no había detalles ni muestras de cariño; la tolerancia y la comprensión también habían desaparecido; en contraparte los reclamos, gritos y la mayor de las veces, la indiferencia, eran el pan de cada día. Jamás habían pasado por momentos tan duros, de ahí que ambos pensaron en la separación.

Un lunes por la mañana, cuando Laura iba rumbo al trabajo, vio un letrero que decía: “Terapia de pareja… reviva el amor”. Después de darle muchas vueltas, reconoció que Rolando y ella necesitaban la ayuda de un profesional, fue entonces cuando llamó al número telefónico que estaba en el anuncio para pedir informes; en el fondo de su corazón sabía que su matrimonio tenía remedio.

Se tardó, batalló, pero logró convencer a Rolando de asistir a la terapia. Diversos especialistas coinciden que cualquier momento de una relación es oportuno para recurrir a la terapia, sin embargo cuando ésta empieza a deteriorarse, se piensa que ya no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano. El principal problema en el fallo de la terapia de pareja es que se acude al terapeuta cuando ya no hay solución.

El Dr. José Antonio García Higuera explica en su página psicoterapeutas.com, que la duración de cualquier terapia depende del problema que se presente. Hay que tener en cuenta que la terapia la hacen los pacientes y no el terapeuta, por tanto depende de cada uno de ellos el avance que se tenga. Las sesiones se suelen desarrollar con entrevistas individuales y conjuntas, la terapia supone que cada uno tiene que hacer cambios en su comportamiento, que es la vía para lograr un progreso interior profundo.

Para su fortuna, Rolando y Laura llegaron a tiempo. Trabajaron en sus áreas de conflicto, que incluyen el poder, la intimidad, la pasión, el afecto, la sexualidad y salvaron su matrimonio. Los datos indican que la gran mayoría de las parejas que acuden a terapia, alrededor del 75 por ciento informan de una mejora en la satisfacción matrimonial. Cuando se llega solamente para que no diga nadie que no se ha probado todo, la efectividad es mucho menor.