Chile. Estudiantes en una de las protestas en el año a la entrada de la Universidad Central en Santiago de Chile.
Con el término de la ocupación de la casa central de la Universidad de Chile, los estudiantes universitarios pusieron fin a más de seis meses de movilizaciones en demanda de una educación pública gratuita y de calidad.
Lo propio hicieron los secundarios, tras hacer entrega del emblemático Instituto Nacional, que albergaba a tres mil alumnos, ambos recintos situados a dos manzanas del Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo.
De esta forma se dio por desconvocada una movilización que algunos dirigentes estudiantiles habían llamado para hoy jueves.
El abandono desde la Universidad de Chile por parte de unos 150 estudiantes, que desde temprano se les vio sacando desde el interior frazadas, ollas y objetos personales, no estuvo exenta de tensión.
Algunos se trenzaron a golpes al salir del edificio mientras otros lanzaron "bombas de agua" en contra de la prensa y los transeúntes irritados por la medida tomada por la directiva de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) de devolver el vetusto edificio.
La entidad se había comprometido a entregar ayer el inmueble, por lo que mientras los jóvenes dejaban el lugar, dos funcionarios de aseo municipal llegaron temprano para limpiar y pintar el frontis del edificio. En menos de dos horas los muros quedaron limpios de rayas y consignas.
Asimismo, con la ayuda de los estudiantes bajaron un extenso cartel negro que colgaba en el frontis del edificio y le sacaron la capucha que cubría el rostro de la estatua de Andrés Bello que se levanta justo frente a la puerta central del recinto.
Andrés Bello, filósofo, poeta, filólogo, educador y jurista venezolano, fue uno de los inspiradores y creadores, en 1842, de la Universidad de Chile, institución de la que se convirtió en su primer rector por más de dos décadas (1842-1865).