Foto: CRISTAL BARRIENTOS
Antes de las vacaciones decembrinas, en la tiendita de la primaria Alfonso Rodríguez, en Torreón, ya no se vendían refrescos ni frituras sueltas, pero la encargada, Lorena Ramírez, reconoce que aún ofrece alimentos altos en calorías como las banderillas, galletas y papas fritas.
Cambio
"Ya no vendemos refrescos porque ya sabíamos que iba a regular la venta de alimentos, tampoco tenemos frituras sueltas. Incluso salió una lista en el periódico con todas las cosas autorizadas", dice.
Por eso, en la tienda de la Alfonso Rodríguez ya se vende fruta picada, pero también hay gorditas de harina, molletes, papas fritas, banderillas, galletas, dulces, entre otros alimentos ricos en carbohidratos y azúcares.
"Sí tenemos alimentos muy calóricos, pero la cuestión no es dejar de comer sino hacerlo con medida. Por ejemplo: si una niña compra una banderilla, pues también debe consumir algo de fruta, y mejor aún si lo combina con la actividad física". Lorena Ramírez dice que para las alumnas de la Alfonso Rodríguez no ha sido fácil adaptarse a los cambios alimenticios, sobre todo cuando se tomó la decisión de no vender refrescos porque es una de sus bebidas favoritas.
"Creo que hace falta mayor participación de los padres de familia para que inculquen a sus hijos buenos hábitos alimenticios como la fruta, y también que les fomente la actividad física porque los niños tienen una vida muy sedentaria".
Lorena Ramírez considera que es neceasario un curso sobre nutrición.
Selectos
Las botanas, galletas, pastelitos, confites y los postres, siempre y cuando cumplan con ciertas características, podrán incluirse una vez a la semana.