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Tiene corazón de piedra

Mezcal con denominación de origen.

Mezcal con denominación de origen.

El Universal

Conozca los diez sitios que no se puede perder de su Centro Histórico, desde una Chocolatería hasta un Hotel-Museo.

Cruzar las puertas de un famoso hotel y museo al mismo tiempo hace sentir que el Siglo XIX no se ha ido. El bullicio de la calle no penetra en las gruesas paredes de esta lujosa casona que anteriormente fue habitada por monjes agustinos. Hoy es una de las edificaciones neoclásicas más importantes de América Latina.

El área que fuera el patio central, hoy es el lobby, con un pozo de cantera, un piano de cola y un domo de cristal tipo murano que cubre el techo. Si se avanza un poco más se hallará la escalinata helicoidal “de lo humano a lo divino”, con barandales de hierro forjado, que conduce a los cuartos, aunque para los agustinos representaba el medio para ascender al cielo.

Quien guía por los pasillos de San Agustín es una mujer vestida a la usanza de los tiempos de Luis XV y de Napoleón. Ella se encarga de explicar que cada habitación tiene un decorado especial y que la mayoría de las obras de arte que conforman la galería del hotel (700 piezas aproximadamente) fueron adquiridas en pueblos franceses, bajo la supervisión de un experto anticuario; aquí la especialidad del restaurante es la cocina francesa.

Colección de figuras esculturales

Museo Federico Silva: Escultura Contemporánea es el nombre oficial del recinto dedicado a este artista mexicano, quien fue asistente de David Alfaro Siqueiros y creador, junto con Mathías Goeritz, Hersúa, Helen Escobedo y Sebastián, de importantes iniciativas teóricas y escultóricas, como el Espacio Escultórico en Ciudad Universitaria (Ciudad de México).

Abrió en 2003 y fue el primer museo de su tipo en Latinoamérica. Para que esto sucediera tuvieron que remozar una propiedad neoclásica de más de 300 años de antigüedad.

Las obras se distribuyen en dos plantas, incluyendo la azotea con la instalación permanente Umbral. En total son 62 piezas, entre ellas figura el material de Juan Soriano, Manuel Felguérez y una sala exclusiva para el arte huasteco. Dos de sus obras que no te puedes perder.

Mezcal con denominaciÓn de origen

El mezcal es digno de tener su propia casa, y en la capital potosina la ha encontrado, no sólo porque el Estado se encuentra dentro del área de Denominación de Origen, también porque en La Piquería dicen que se sirven los mejores tragos de la región, ésos que provienen de Laguna Seca. Hay que llegar directamente a la barra y pedir “una veladora”, sí, el vasito que tiene la cruz al fondo. Se comienza a calentar la garganta y a probar si el cuerpo aguanta el “torito espina’o”, un mezcal más pegador. Y así uno va midiendo su aguante, pasando por “el diablito” hasta llegar a un trago añejado.

Para los que no gusten del destilado hay cervezas y agua de miel. La mezcalería se divide en primer piso para platicar cómodamente, con un barril como mesa, o en periqueras. La planta alta es para los bailadores, tragones y fumadores.

La Catedral y sus 24 apóstoles

Corría la mitad del Siglo XVII cuando se comenzó la construcción de este magno templo llamado San Luis Rey, el monumento más venerado por los potosinos.

Ya sabemos que el estilo barroco predominó en todo el Estado, así que la fachada de la Catedral, no es una excepción. Sus dos torres se pueden apreciar desde cualquier terraza que se ubique en la Plaza de Armas.

Es el único templo en el mundo en donde se pueden apreciar 24 apóstoles; doce labrados en mármol (réplicas fieles de los que se encuentran en el interior de la Basílica de San Juan de Letrán en Roma) y el resto, de cantera, distribuidos en las orillas de su techo.

En su interior, el altar principal es resaltado con un ciprés de mampostería, del cual se desprenden dos altares secundarios.

Cocina de autor con aires virreinales

El restaurante más antiguo y de mejor cocina potosina de autor. Para comprobarlo nos desplazamos hacia el número 830 de la avenida Venustiano Carranza. Nos han aconsejado vestir de forma casual y llevar los oídos preparados para escuchar toda la noche las notas de un piano.

Una larga duela de color caramelo se extiende por todos los salones sostenidos por gruesos y gigantes pilares de cantera pura.

Del techo penden candelabros y, para rematar, los muros han sido decorados con pinturas originales de esa época que vio su esplendor en San Luis Potosí, Puebla y el DF.

Es verdad, las notas de ese piano de cola ya se escuchan.

Tres kilómetros que atraviesan la Ciudad

La zona peatonal más grande de México se encuentra aquí en San Luis. Ésta comienza en el Mercado Hidalgo y ve su fin en la Basílica de Guadalupe. De punta a punta, la Calzada de Guadalupe tiene una extensión de tres kilómetros. ¿Qué encontramos si nos animamos a caminarla?

Empecemos por decir que aquí el barroco hace una explosión total de su belleza. Este andador es el que posee la mayoría de los edificios construidos con este abigarrado estilo.

Fachadas ornamentadas con follajes, ángeles, espirales y frutos de cantera mexicana merecen tiempo para ser admiradas. Aquí la cámara fotográfica no puede faltar. El amarillo, rojo, naranja y gris predominan en los balcones de cada casona.

Los infaltables de la Plaza del Carmén

La travesía viajera por el centro histórico debe incluir la Plaza del Carmen, un punto en donde se juntan varios atractivos.

Empecemos por la iglesia del mismo nombre, sitio obligado por su fachada de estilo barroco churrigueresco, sobre la cual se proyecta, durante varios meses, un espectáculo de luz y sonido.

Si el exterior es impresionante, el interior lo es más con una portada de estilo plateresco, en el que se junta el gótico, el renacentista y el morisco. La mayor parte fue elaborada por los indígenas de la región. Su arte tan minucioso se ve reflejado en las esculturas de arcángeles y santos.

Al salir hay que dirigirse al Teatro de la Paz, con esculturas de bronce y murales de mosaico. En la esquina está el café Del Teatro, para degustar un capuchino y recuperar energía para continuar al Museo de las Tradiciones Potosinas, en donde se descubren la historia y el significado de las cofradías que desfilan por las calles de San Luis durante la Procesión del Silencio, en Semana Santa.

Ponte tu rebozo de bolita

Es el poblado de Santa María del Río en donde nace el famoso rebozo. Aunque no viajamos a estas latitudes, el accesorio se ha convertido en un clásico de San Luis.

En la Casa del Artesano (Venustiano Carranza 540) no sólo podemos encontrar una exhibición de ellos, sino también adquirir unas cuantas piezas, incluyendo unas lecciones para elaborar nudos.

Anteriormente el rebozo era confeccionado en seda natural producida en la región, pero al llegar la Revolución el desarrollo fue más difícil, así que se sustituyó por una seda sintética llamada artisela.

Los infaltables de la Plaza del Carmen

La travesía viajera por el centro histórico debe incluir la Plaza del Carmen, un punto en donde se juntan varios atractivos.

Empecemos por la iglesia del mismo nombre, sitio obligado por su fachada de estilo barroco churrigueresco, sobre la cual se proyecta, durante varios meses, un espectáculo de luz y sonido.

Si el exterior es impresionante, el interior lo es más con una portada de estilo plateresco, en el que se junta el gótico, el renacentista y el morisco. La mayor parte fue elaborada por los indígenas de la región.

Para endulzar el Viaje

Una larga vida es la que lleva la Chocolatería Costanzo, fundada en los años 30.

A la entrada se puede leer “más dulce que el beso de novia”. La atmósfera está repleta de aromas: cacao, azúcar, cereza, nuez, almendra, menta. Ni qué decir de los dulces, que se exhiben en los mostradores.

Al día se producen alrededor de 4 mil 500 kilos de diversos dulces, entre chocolates, caramelos, gomitas, duquesas, tornillos, nuez encanelada y enjambre de nuez, esponjas, enanos y otras 150 variedades más de golosinas de la región.

Por el gusto de enchilarse

Sobre la calle Francisco I. Madero, justo atrás del templo del Carmen, se ubica un andador gastronómico y las enchiladas potosinas son el plato fuerte de la zona.

Cuando se oculta el sol, esta calle cobra vida. Familias, parejas, amigos y turistas se acercan a los puestos para pedir su “orden” de tres enchiladas rellenas de queso, bañadas en salsa de chile cascabel y un poco de crema. ¡Listo! a saborear el platillo que fue inventado por la señora Cristina Jalomo. Éste se acompaña mejor con una taza de café de olla, con todo y canela.

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