Tifones. En la fotografía personas que lo han perdido todo en Filipinas.
Los socorristas maniobraban ayer domingo a toda prisa en el norte de Filipinas para llevar agua y víveres a cientos de aldeanos atrapados desde hace días en azoteas debido a las inundaciones, tras una serie de tifones que dejó por lo menos 59 muertos.
El ojo del tifón Nalgae tocó tierra el sábado en la provincia nororiental de Isabela y después cruzó el norte montañoso y las llanuras agrícolas de Luzón, la isla principal, donde persistían las secuelas de los aguaceros y vientos de otro tifón que pasó días antes.
Nalgae dejó el sábado al menos tres muertos. El tifón Nesat desapareció el viernes pero antes causó otros 56 muertos y 28 desaparecidos en la misma región.
Nalgae se desplazaba por el Mar de China y se dirigía hacia el sur de China. El meteoro se ubicaba a 370 kilómetros (230 millas) de la costa nororiental de Filipinas, con vientos sostenidos de 120 kph (75 mph) y ráfagas de 150 kph (93 mph), según la agencia meteorológica del gobierno de Filipinas. El Centro Meteorológico Nacional de China recomendó permanecer en sus hogares y no asistan a lugares concurridos.