Mi mamá solía utilizar la palabra "tiradero" cada vez que se refería al estado en que quedaban nuestras habitaciones al final del día. Juguetes, libros, cuadernos, calcetines, zapatos, lápices, colores y papeles tirados por todo el cuarto. Todo aquello imaginable, que durante el día habíamos ido sacando de algún ropero, cajón o clóset y no habíamos guardado en su lugar, más aún se había quedado tirado o regado sobre el piso y por ello los cuartos terminaban hechos literalmente un tiradero. Entonces, antes de ir a dormir, mamá se asomaba a los cuartos y su orden no se hacía esperar -vengan a recoger este tiradero, -nos mandaba.
De los mexicanos se dice casi como una verdad que dejamos las cosas sin terminar, que no cerramos etapas, círculos, o procesos. De niños llevábamos la tarea incompleta, en la universidad los trabajos a medias, en la chamba, a veces dejamos lo de hoy para mañana, en casa, mañana será otro día, tareas inconclusas, que esperen, no pasa nada. Y no se diga con las obras públicas que nuestros políticos prometen, planean, presupuestan, inician y muchas veces se quedan a medias, a tercias o a novenas, y lo que falta que espere, porque ya se acabó el dinero, subieron los insumos, el presupuesto no ajustó, hubo cambios arriba, no vino el supervisor, quedó mal el contratista, o cualquier pretexto que se nos ocurra. Lo peor es que cuando no terminamos una tarea o una obra, normalmente se nos olvida recoger los materiales utilizados y lo que queda es el tiradero que mi mamá tanto detestaba.
Ejemplos en nuestra ciudad hay varios. Uno de ellos lo constaté un domingo cuando fui a visitar el Museo de la Casa del Cerro y hacer compras a la Alianza.
Hace más de dos años se diseñó una obra de infraestructura urbana bautizada como distribuidor vial Alianza. Con dos pasos a desnivel sobre el bulevar Revolución y las vías del ferrocarril, ahí donde nuestra ciudad nació. La obra se planeó con el objetivo de mejorar el tráfico de la ciudad y en general la calidad de vida de los ciudadanos. Mas en ese sector comercial en el que cientos de personas acuden a hacer diariamente sus compras. Una zona por muchos años descuidada, que da paso a colonias y barrios que se han vuelto inseguros y que han sido tomados por la delincuencia organizada.
Se ha dicho que cuando la obra se termine mejorará el acceso a las colonias del poniente, el tráfico vehicular será más fluido, conectará con otro gran bulevar y habrá más seguridad y más orden también.
La obra inició, como digo hace más de dos años, los meses pasaron y sin ser experta en obra pública podría decir que ésta lleva más de un 80 por ciento de avance, es decir le falta muy poco para concluirla. Pero he ahí que, mientras en Saltillo un enorme distribuidor se lo aventaron en un año, por alguna razón aquí la obra está suspendida y simplemente los encargados dejaron el tiradero. Escombro, basura, cordones de banqueta a medias, los dos pasos a desnivel cerrados con piedras, conos y malla naranja hecha bola. Hasta una llanta recargada a la entrada de uno de los pasos. Como la obra no está terminada, no ha sido puesto en servicio.
Ese domingo el tráfico era lento, desordenado, surrealista. Cada quien avanzaba como podía, los carros se daban vuelta en "u" para regresar, el cruce de las vías se hacía por donde cada quien podía. Hasta nos dio tiempo para comprar, sin bajarnos del carro, elotes a un elotero que se encontraba sobre el bulevar.
Los ciudadanos, los que esperaban que la obra resultara útil y aportara seguridad para la circulación y para sus colonias y que ofreciera sentido de orgullo, simplemente esperan.
No sé, pero siento que los mexicanos estamos muy acostumbrados a eso, no exigimos, nos conformamos y la vida sigue. La Alianza lleva así muchos años y los alianceros siguen vendiendo, los clientes comprando, los carros transitando y todo el mundo contento. Para qué fijarse en obras tiradas, a medias, sin terminar.
Otro ejemplo. Quienes lo sufren cada quince días son los aficionados al futbol que van a los partidos del Santos. El estadio se terminó y faltan las vialidades que llevan al Territorio Santos Modelo, sobre todo la antigua carretera a San Pedro. Hace ya más de un año se inauguró el estadio y la vialidad sigue tirada. Material y escombro a los lados de la carretera, desviaciones, el puente sobre el canal no está terminado. ¿Para cuándo?
Ese domingo regresé contenta de las compras en la Alianza, todo está más barato que en las tiendas de autoservicio y el ambiente de mercado es siempre entretenido, pero me pregunto ¿para cuándo? ¿Y hasta cuándo?