El PRI puede terminar debiéndole al presidente Calderón los triunfos del domingo y el de las presidenciales de 2012 no sólo por el saldo negativo del sexenio, sino porque el mandatario cometió el error de marcar al ex partido dominante como el indeseable de Los Pinos.
En efecto, si a Santiago Creel, de acuerdo con el dicho del actual Presidente, "le afectó ser el candidato oficial" -el deseado por el presidente Fox en 2006-, entonces a Calderón le benefició ser el aspirante no deseado por el anterior Presidente. Y con la misma lógica, al gobernador Peña Nieto ya le está beneficiando ser el aspirante presidencial indeseado hoy en la casa presidencial.
El Presidente se refería al proceso interno del PAN, pero lo cierto es que el rechazo general es a que los gobernantes pretendan actuar como los grandes electores del pasado y vetar o imponer sucesores, dentro o fuera de su partido. AMLO fue catapultado por la percibida fobia de Fox en el desafuero, y el empecinamiento de los gobernadores priistas en imponer a sus gallos les dio el triunfo a las alianzas PAN-PRD el año pasado.
Y cruzada la antesala de la elección presidencial de 2012, como se llamó a la elección del Edomex, bien haría el Presidente en atender sus propias palabras sobre su éxito en 2006.
CARTA MARCADA
Una primera inferencia de ellas sería que la tirria de Fox hizo candidato panista y luego Presidente a Calderón, como hoy la fobia de Calderón consolida la candidatura priista y la Presidencia de Peña. Otra sería el acierto de que el triunfador en el Edomex, Eruviel Ávila, no fue el "candidato oficial" del gobernador Peña Nieto, quien tampoco vetó a nadie dentro ni fuera de su partido.
Y otra más: que el resultado electoral mexiquense le habría arrebatado al Presidente la posibilidad de jugar su último movimiento político para frenar al PRI con una carta propia. Por separado iría el uso de los anunciados golpes judiciales, para los que Moreira busca ahora inoculaciones con su llamado a pactar sin descalificar.
Todo concurriría al plan de descarrilar al expartidazo, convirtiendo la elección de 2012 en un tácito referéndum en que, por encima de los candidatos, la opción real para el electorado sea un 'No' o un 'Sí' al retorno del PRI a la Presidencia, como lo ha sugerido Roy Campos.
El método se ensayó con la alianza de todos contra el PRI, exitosa en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Sólo que en esos Estados el PRI era, en efecto, el partido a vencer para alcanzar la alternancia, mientras a escala nacional el PRI es la oposición para restablecer esa alternancia. Por cierto, poco quedaría de ella tras 18 años de presidencias panistas que se completarían si el presidente Calderón veta al indeseado e impone al deseado.
EBRARD ¿CANDIDATO OFICIAL? El caso es que una vez fracasada en el Edomex la estrategia de las alianzas, el camino que quedaría para unir en un tácito referéndum a una mayoría de votantes inclinados por el "No al PRI", sería lograr que esos votantes concentraran sus votos a favor del candidato más competitivo (del PAN o del PRD) frente al muy adelantado prospecto priista.
Pero el rezago del candidato del PAN en el Edomex -y de los prospectos presidenciales panistas en las encuestas- sólo le dejó al Presidente la opción de poner esa estrategia al servicio del perredista más aventajado y más proclive a las alianzas electorales con Los Pinos: el jefe del GDF, como lo sugiere Ciro Gómez Leyva. De allí quizá el gesto de Ebrard de estrecharle públicamente la mano a Calderón y de llamar a "no dejar solo al Presidente".
Sólo que la proclividad presidencial a imponer o vetar presidenciables sería más un regreso al pasado que el regreso mismo del PRI a Los Pinos. Y -aparte de otros negativos para el votante panista- no hay que olvidar que si Ebrard es "candidato oficial", podría pasarle lo que a Creel cuando perdió ante Calderón, quien entonces generaba la tirria de Los Pinos, como Peña y el PRI provocan hoy la aversión de la casa presidencial.