Q Uizá no sea yo el más indicado para formular esta crítica, pues me faltan muchos libros por leer.
Pero no puedo dejar de hacerlo, por elemental congruencia, pues cuando Fox confundió o no supo de quién estaba hablando, al citar mal el nombre de Jorge Luis Borges; y cuando Martita, dijo que Rabindranath Tagore era "una poetisa", formulé sendas críticas, así que ahora no puedo pasar por alto la falla de Peña Nieto.
La verdad es que el desliz de Peña Nieto, no tiene justificación para un hombre que aspira a llegar a la presidencia de la república, pues suponemos que debe tratarse de una persona culta. Pero tampoco es para tanto, como lo dije igual respecto del resbalón de Vicente Fox.
Tan no lo es, que otro precandidato: Cordero, éste del PAN, también patinó ante la misma pregunta sobre sus tres libros más recordados.
Obviamente los intelectuales reaccionaron airadamente ante la pifia de Peña, pero si lo vemos en razón del número de votos, una sola colonia popular del Estado de México, barre con todos los intelectuales del país.
Conozco a varios muy buenos lectores que, en corto, fallan a veces al recordar algún libro o su autor. Así que eso no debe ser novedad.
Pero desde luego es criticable. Tan lo es que librerías como Gandhi se dejaron caer haciéndose propaganda para que la gente lea. Pero nunca dijeron que rebajarían el precio de los libros para que la gente pueda leer.
Por otra parte, algunos políticos mexicanos han sido gente muy culta y eso no los puso a cubierto de otros deslices, como es el caso de López Portillo o Porfirio Muñoz Ledo.
Aún más, uno de los grandes intelectuales como Vargas Llosa, quien perdió las elecciones presidenciales en su país de origen, no obstante ser destacado literato no sólo local sino latinoamericano.
O sea que a los políticos no se les elije por que sean intelectuales o se acuerden de todos los libros que han leído en su vida.
El presidente Calderón dijo que uno de sus autores preferidos es Hermann Hesse y casi podría jurar que no ha leído: "¿Y si la guerra continúa?", que es una excelente reflexión de cuando estalló la Segunda Guerra y Hesse se encontraba en Suiza, mientras su familia estaba en Alemania.
A mi juicio el desliz de Peña Nieto evidencia dos cosas: Una, que todos deberíamos leer algo más que los libros propios de la actividad que desarrollamos; y dos, que los libros deberían ser más baratos.
Es más, Peña se reivindicaría si, de ganar, ofrece implementar un programa para que los libros cuesten menos y así puedan estar al alcance de todos.
Sólo he visitado un país en donde los libros son verdaderamente baratos y ese es Cuba. De hecho, guardo con especial afecto uno que me regaló mi desaparecido amigo Armando Sánchez Quintanilla: "La consagración de la primavera" de Alejo Carpentier, que me trajo, especialmente, de la isla.
Y tengo pendiente de leer, "los pasos perdidos", del mismo autor, porque no son libros fáciles de conseguir, no obstante que Carpentier es el verdadero creador del realismo mágico.
El Gabo sólo siguió sus pasos, pero lo hizo en forma magistral.
Creo que el secreto para leer más está en le precio de los libros y la costumbre de hacerlo. Si uno no vio que en su casa se leía, jamás adquirirá ese hábito, a menos que se lo proponga ya avanzado en edad.
La gota que derramó el baso, fue la respuesta de la hija de Peña, a la que bien se le podría decir: "No me defiendas comadre".
Y como válida respuesta a esa señorita Paulina, está la carta de Héctor Zagal, que circuló profusamente por Internet, en la que en forma elegante pone en su lugar a la niñita que vive en una torre de marfil y que no se percata de lo que pasa en México, en donde la mayoría de su gente es sólo dueña de su prole.
Creo que fue ese comentario el que más indignación levantó; y si bien es comprensible que una hija defienda a su padre, eso le enseñará que debe pensar muy bien lo que va a responder en las redes sociales, que se han convertido en un medio que lo mismo eleva personalidades que las destruye.
Cualquiera puede derrapar en materia de libros y autores, pero ¿hasta qué punto es culpable de ello la gran mayoría de nuestro pueblo?
Pienso que la culpa en buena parte la tiene el sistema educativo y la falta de una cultura general en nuestras familias.
Por que además, hay entre nosotros muchos analfabetas funcionales, es decir, personas que saben leer, pero no comprenden lo que leyeron. Ello es en parte también por la falta de una alimentación adecuada. ¿De quién es culpa eso? ¿De Sedesol? ¿De Josefina Vázquez o de Cordero, que estuvieron al frente de esa secretaría? ¿De quién?
El hábito de la lectura no es cosa fácil. Es una disciplina que se adquiere con el tiempo. El amor a los libros, implica también irremediablemente tener los recursos para adquirirlos o la constancia de estar metido en una biblioteca, lo cual no es fácil.
Alguna vez leí que este mundo sería mejor, si hubiera más poetas metidos a políticos o más políticos que leyeran poesía; y creo que es verdad, porque la poesía enaltece el espíritu y limpia el alma.
Definitivamente debería implementarse un programa gubernamental para que todos leyéramos más y no incurriéramos en errores como los de Peña Nieto.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".