Todos somos Glee
Una de las series más premiadas durante el pasado 2010 fue la producción de FOX: Glee, con 9 nominaciones y 2 premios (Mejor Actriz de Reparto y Mejor Actor Invitado) en la pasada entrega de los Emmys; 4 nominaciones y un premio en los Globos de Oro (Mejor Serie comedia o musical); 1 premio más del Sindicato de Actores como Mejor Reparto de Televisión; 4 premios más de los premios Satellite; 1 premio en los People´s Choice; y 10 nominaciones y 2 premios en los Teen Choice.
La serie trata de un profesor de preparatoria (William Shuester interpretado por el actor Matthew Morrison), quien decide hacerse cargo del club de coro en donde están todos los perdedores de la preparatoria William Mc Kinley.
El contexto de la preparatoria está marcado por tener perfectamente definidas las castas en sus instalaciones. En lo alto de la “cadena de supervivencia” están las porristas, luego los jugadores de futbol americano, y al final de todos aparece el club de coro.
De manera casi azarosa se integran al club de coro algunos integrantes del equipo de futbol americano y algunas porristas, al principio con el objetivo de destruir este espacio, pero con el transcurso del tiempo se van dando cuenta de que en realidad tienen muchísimos aspectos en común con la bola de “loosers” del coro.
Si bien Glee se trata de un musical que ha logrado rescatar canciones de las últimas 4 décadas, su temática principal gira en relación a la tolerancia y hacia la búsqueda de nuestros sueños, sin importar cuán difícil pueda resultar el camino.
La mezcla musical, las coreografías, y la problemática propia de los adolescentes de preparatoria como embarazos no deseados, amor y desamor, drogadicción y rebeldía entre otros, hacen que el auditorio fácilmente se identifique en algún momento ya sea con alguno de los personajes, de sus situaciones, o simplemente se enganche con las melodías que están regresando a la vida en la voz de una nueva generación.
A final de cuentas con tantos elementos en la serie y con tantas posibilidades, Glee nos muestra que todos ocultamos uno o más problemas y que de uno u otro modo, todos somos Glee… ¡Salud!