Agradecen en su día. El grupo de capacidades diferentes de la Deportiva Torreón realizó su peregrinación ayer sábado.
Despiertan la curiosidad de algunos paseantes. Van ataviados como tradicionales danzantes guadalupanos. Son los integrantes del grupo de capacidades diferentes de la Deportiva Torreón.
La gran parte de los espectadores de la danza no sabe que están ante algunos medallistas estatales y nacionales de juegos deportivos, algunos con logros y récords en atletismo, natación o karate.
El 3 de diciembre de cada año se celebra el Día de las Personas con Discapacidad a nivel mundial y los atletas especiales deciden mostrar sus habilidades, esta vez con motivo de la fe que profesan y para agradecer todos y cada uno de sus logros.
"Son niños y jóvenes que hasta han ganado medallas, a veces la gente los ve mal o hasta con morbo pero uno se da cuenta que todo tiene que ver con la ignorancia, son personas maravillosas", dice Carolina Barrera madre de uno de los hoy danzantes.
El grave sonido del tambor despierta el movimiento de sus cuerpos, de pronto se convierten en un grupo de danzantes más que acude a la parroquia de Guadalupe, sin embargo casi todos sonríen o saludan a quienes se quedan mirándolos.
CANALIZAN TALENTO
Hace doce años un grupo de madres de niños con discapacidad decidió solicitar el apoyo del Ayuntamiento de Torreón para obtener un programa deportivo.
Algunos de los jóvenes no encontraban una manera de canalizar sus energías y eran constantemente reprendidos en sus escuelas. Luego de algunos meses nació el grupo de capacidades diferentes en la Deportiva Torreón que hoy atiende a más de 80 personas.
Con el paso del tiempo algunos profesores de deporte se integraron al grupo y eventualmente se incluían rehabilitaciones, ejercicios y otras actividades que pronto dieron frutos.
"Vimos que nuestros hijos tenían un alcance mucho mayor, se sienten muy motivados pero siempre dan el extra y por eso no tardaron en caer las medallas... en el grupo todos son tratados como ganadores, eso es lo importante", comenta Barrera.
Al acercarse a la iglesia los niños y jóvenes intensifican sus movimientos de baile como Argenis, un joven de 18 años que ha destacado en fútbol y atletismo, él pone el ejemplo de cómo se deben realizar los pasos.
Sin perder el orden pero con sonrisas permanentes es como el grupo llega a su destino de hoy, se demostraron a sí mismos que más allá de los logros deportivos y personales también se puede danzar.
"Lo hermoso de esto es que representa una oportunidad para ellos y para nosotros, si se apoyaran más a estas poblaciones nuestra sociedad sería otra", comenta María, otra de las madres que se encuentra peregrinando.
A la entrada de la iglesia ya los espera un sacerdote con agua bendita, de inmediato algunos se quitan sus tocados y se descubren la cabeza, Argenis y otro amigo intentan buscar a sus madres para entrar juntos al recinto, todos se tratan como si fueran familiares y hasta se toman de la mano.
Al terminar de dar sus agradecimientos se reúnen a las afueras de la iglesia, se dan un aplauso y vuelven a sus hogares, algunos ya se impacientan pues quieren regresar a los entrenamientos de sus respectivos deportes.
"Yo le pediría a la gente que no rechace a este tipo de personas, uno nunca sabe la forma que el amor tiene", dice Carolina Barrera.
