AUNQUE están muy lejos de ser barridas limpias, las acciones brutales, asesinas, no han sido nunca prohibidas por el beisbol, y la noche del miércoles en San Francisco se vivió otro momento terrible que dejó al catcher Buster Posey, el gran estrella de los Gigantes, con una pierna rota.
El jardinero Cousins, de los Marlines de Florida, corrió hacia el plato con la posible carrera del desempate en la entrada 12, y como vio que muy posiblemente el catcher Posey lo iba a poner out, se lanzó sobre él con el hombro golpeando al receptor, quien perdió la pelota en la brutal llegada. La jugada fue marcada seif y Posey fue llevado al vestidor y luego al hospital, donde las primeras noticias indican que se fracturó una pierna. Posey quedó casi noqueado antes de levantarse.
Fue una barrida casi idéntica a la que hizo Pete Rose en el Juego de Estrellas de 1970 en Cincinnati cuando se tiró sobre el catcher con el hombro por delante y también mandó al receptor al hospital. El entonces catcher lo fue Ray Fosse y esa acción acabó prácticamente con su carrera.
Está bien barrerse fuerte pero con los spikes por delante, pero llegar de caballazo es cambiar al beisbol por el futbol americano. Desgraciadamente la gente que maneja las reglas del Rey de los Deportes no han querido eliminar esas barridas brutales.
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Los Diablos Rojos explotaron nuevamente con cuatro jonrones en el juego del miércoles en Aguascalientes que ganaron 8-6 a Tabasco. Con el juego empatado a seis carreras en la séptima entrada, Japhet Amador y Mario Valenzuela proporcionaron las dos carreras de la ventaja. Antes, Gabriel Gutiérrez y José Castillo se volaron la barda por los Rojos, que provocaron otro lleno de 7,553 espectadores en el Parque Alberto Romo Chávez de Aguascalientes.
No hay duda que hay fiebre beisbolera en Aguascalientes y ojalá les regresen pronto a sus Rieleros. El parque está muy bien cuidado y los aficionados entregados totalmente al Rey de los Deportes. En dos juegos, dos llenos.