DESPUÉS de perder el primer juego de la doble jornada del lunes en Boston ante los Orioles de Baltimore por 6-5, el jonronero dominicano David Ortiz criticó al manager Terry Francona por no tener al lanzador mexicano como abridor en lugar de relevista.
En ese primer encuentro Aceves realizó otro muy buen trabajo como rescatista de más de tres entradas, pero los Medias Rojas no pudieron superar la ventaja que ya tenía Orioles.
Al igual que cuando estuvo con los Yanquis, Aceves ha estado muy bien como relevista antes que lleguen el preparador Bard y el cerrador Papelbon, pero las pocas veces que ha recibido la oportunidad de abrir no se ha visto igual de efectivo.
Debido a lesiones de dos pitchers abridores, el manager Francona ha tenido que utilizar a novatos de la sucursal que no han hecho el trabajo a pesar de contar con muy buenas facultades.
David Ortiz comentó en el vestidor lo que todos sabemos, que Aceves cuenta con varios pitcheos para pensar que puede triunfar como abridor. Y esa es la razón por la cual el buscador Lee Sigman lo obtuvo para Yanquis del Sultanes de Monterrey, ya que decía que tenía cuatro lanzamientos diferentes que podía tirar para strikes.
Sin embargo los Yanquis lo perdieron cuando el doctor del equipo dijo, equivocadamente, que Aceves tenía que ser operado de la espalda para volver a lanzar muy bien. Al no ser contratado por Yanquis, Boston lo firmó por 650,000 dólares para este año y tiene un promedio de 2.74 en carreras limpias. Y continúa siendo un pitcher que gana la mayoría de sus decisiones, teniendo hasta ahora en Ligas Mayores una marca increíble de 23-3.
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Mientras tanto en Nueva York, el lunes Mariano Rivera logró su juego salvado número 602 para quedar como el relevista que tiene mayor número de rescates, dejando atrás los 601 que logró Trevor Hoffman en su larga carrera de 18 años, la mayoría con los Padres de San Diego.
El salvamento 602 de Rivera llegó contra Mellizos en el Yankee Stadium al sacar la novena entrada de un juego de 6-4 en rola a segunda, elevadito al derecho y ponche cantado. Mariano no dio un solo brinco de alegría, pero sus compañeros y los aficionados lo hicieron por él. De gran velocidad de hasta 98 millas en un principio, Rivera encontró en una gran recta cortada el lanzamiento que lo mantuvo en primer plano cuando la velocidad bajó por lesiones y el paso de los años.
