"Sólo hay dos cosas infinitas: El universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera."
Albert Einstein
Por supuesto que las expresiones de los conductores del programa Top Gear de la BBC eran ofensivas. Nos tildaron de flojos, gordos y flatulentos y de tener una pésima cocina. Revivieron la imagen del mexicano recargado en un cactus vestido con un jorongo en eterna displicencia. Cuando el embajador de México en el Reino Unido, Eduardo Medina Mora, protestó por sus afirmaciones, uno de ellos, James May, respondió en su cuenta de Twitter y comentó sobre los mexicanos: "Aparte de Speedy González no han dado nada al mundo, aparte de su comida de mierda y su olor corporal".
Las afirmaciones de Jeremy Clarkson, Richard Hammond y May no hacen más que demostrar su ignorancia. Hay que preguntarse si no habría sido mejor no rebajarse a discutir con ellos. Por lo pronto las protestas del Gobierno mexicano lo único que han hecho es darles más relevancia. La misma disculpa de ayer parece una burla tras los comentarios adicionales ofensivos en Twitter.
Hay una doble moral en el Reino Unido y en otros países del mundo. Los comentarios racistas han sido eliminados de la mayoría de los medios, pero solamente en el caso de los negros. Si los comentarios que los conductores de Top Gear se hubiesen dirigido a personas de raza negra, la furia habría sido tan grande que los conductores habrían perdido el empleo. De hecho, es tan grande el tabú sobre las expresiones racistas para los negros que los conductores de todo el mundo hacen todo lo posible por no decir la palabra e inventan términos absurdos como "de color" o "afroamericano". Sin embargo, acusar a los árabes de terroristas o a los mexicanos de flojos y flatulentos (creo que esto último es lo que más duele) es todavía políticamente correcto.
Los mexicanos, sin embargo, no podemos darnos baños de pureza. En el 2010, durante la Copa del Mundo de futbol, nuestros programas de televisión estuvieron llenos de comedias baratas que presentaban a los sudafricanos negros como caníbales o como retrasados mentales. Algunas voces se levantaron en protesta, especialmente porque la idea de que es incorrecto burlarse de los negros por su raza ha llegado también a nuestro país. Al final, sin embargo, nadie hizo nada y todo se explicó como un inevitable exceso del sentido del humor, lo mismo que hizo la BBC en un principio con los conductores de Top Gear. Si la burla en México se hubiese hecho sobre los "gallegos" o los argentinos, nadie habría siquiera reparado en el tema.
Más que buscar una disculpa de los conductores o de la BBC, los mexicanos deberíamos preocuparnos por nuestra imagen ante el público internacional. Lo relevante es que sólo los mexicanos se dieron cuenta del hiriente tono de la burla de los conductores. La mayor parte de la gente en el Reino Unido piensa que la caricatura presentada por estos conductores refleja efectivamente la realidad de México.
Los mexicanos no hemos sabido nunca construir una imagen positiva de nuestro país. Lo vemos ahora con la violencia. Hemos permitido que la lucha contra el narco contamine la visión de México en el mundo. Nuestros políticos gastan dinero público en viajes al extranjero a toda suerte de reuniones innecesarias y saturan los medios nacionales con absurdas campañas para promoverse a sí mismos. Nos dicen, sin embargo, que no tenemos los recursos para hacer una campaña sólida y consistente que sirva para construir una mejor imagen de nuestro país. Qué paradoja. Hay dinero para los políticos, pero no para México.
Si en la Cámara de Diputados el PAN o el PRI presentaran una manta la mitad de ofensiva contra Andrés Manuel López Obrador que la exhibida ayer por los diputados del PT contra el presidente Calderón, tendrían toda la razón para protestar. Pero los petistas tienen una doble moral. Ellos pueden insultar a quien quieran, pero a ellos no se les puede tocar con un pétalo.