Éxito. El afamado cineasta Danny Boyle dirige la película.
TORONTO, Canadá.- En 2004, una asombrosa historia de sobrevivencia se dio a conocer. Era acerca de un joven que nunca imaginó la pesadilla que iba a vivir cuando realizaba un paseo por los acantilados del cañón Blue John en Estados Unidos.
Mientras hacía su recorrido, cayó en una grieta, una roca se desprendió, aplastó su antebrazo derecho y lo dejó atrapado contra la pared del cañón, sin posibilidades de escapar. Aron Ralston no contó a nadie sus planes de excursión y sabía que no lo buscarían ahí. Víctima de la desesperación, enfrentaba una muerte segura.
Ocho años después, el cineasta Danny Boyle tras ganar ocho Oscar por Quisiera Ser Millonario, retomó la historia 127 Horas, que se estrenó este fin de semana en algunas ciudades de México y está nominada al Oscar como Mejor película. En su estreno en Toronto estuvieron Boyle, James Franco, el protagonista y Ralston.
Franco, quien por primera vez aspira al Oscar por este rol, dice: "Lo más valioso fue contar con Aron. La primera vez que lo vi fue en Los Ángeles, él llevaba una cinta con los videos que grabó en el cañón".
El joven montañista registró los momentos de agonía que vivió en la montaña de Utha.
"Para un actor eso vale oro, porque pude verlo en esa situación, sin saber si iba a poder salir. Uno a la distancia puede decir - 'Eso fue horrible pero al menos logró salir', pero cuando ves los videos, te das cuenta de que él no tenía idea que iba a lograr salir, eso fue increíblemente poderoso", comentó Franco.
El actor dice que esas filmaciones fueron hechas por Ralston para a su familia y sus amigos.
"Fue como un último mensaje. Y para mí fueron algo que me guió a la hora de interpretarlo", comenta.
Aron Ralston dice que trabajó muy de cerca con Boyle y con Franco para recrear el momento.
"Les estaba dando mi historia a Danny y a James, y mi confianza también, entendiendo que había más de una forma de transmitir por completo la experiencia por la que pasé, de una manera genuina, a veces de una forma cruda tal cual como sucedió y otras veces con las algunas libertades de ficción", cuenta el alpinista.
La historia real quedó documentada en su autobiografía, Entre la espada y la pared, publicada en 2004.
Ralston admite haber llorado durante la mayor parte de película, la primera vez que la vio.
"No fue tanto por el dolor que sentí al verla, sino por la manera en que me recordó qué tan importante era que yo saliera de ese lugar.
"Escenas como en la que se observa a un padre llevar al su pequeño hijo al borde del paisaje del vasto cañón, tal como mi padre hizo conmigo cuando tenía 12 años de edad fue impactante", dice el joven.
"No se trata sólo de esta voluntad de vivir que tenemos, sino la voluntad de amar que tenemos, y cada vez que el filme aborda ese punto, me toca de una manera muy profunda", dice.
El alpinista sobrevivió durante 127 angustiosas horas, con apenas comida y con menos de medio litro de agua, hasta que tomó una decisión que lo llevó a salvar la vida, algo que provocó aplausos y una emotiva recepción por parte del público en el Festival de cine de Toronto.
El poder detrás del Oscar
Con seis nominaciones al Oscar por 127 Horas, Danny Boyle dice que para hacerla se valió del éxito que le dio haber ganado ocho Óscares con Quisiera Ser Millonario (2008).
"Siempre quise hacer esta película porque pensé que lo peor que podía hacer era reaccionar al éxito de Quisiera Ser Millonario. Lo que haces es tomar el poder que el Oscar te da, que es temporal pero significativo, y lo usas para hacer un filme en el que crees. El peligro es que lo utilices en un proyecto de vanidad que nadie quiere ver", dice Boyle.
"Siempre creí en 127 Horas, a pesar de que parece imposible de verse. Entonces pensé 'bueno, usemos este poder del Oscar para financiar algo a lo que los poderes de arriba normalmente dirían 'no, gracias'. Para los ejecutivos de los estudios es como 'creo que paso, muchas gracias'. Así que usamos el éxito del Oscar para lograr que se hiciera".