Cambio. El trasplante, explica Daniel Herrera, jefe del servicio de Ortopedia Pediátrica de este hospital, consiste en sustituir la parte del hueso que registra un tumor, por un hueso humano cadavérico de la misma medida.
Cuando a los papás de Raúl Antonio Domínguez, un niño de 10 años, les dijeron que a su hijo le tenían que cambiar el húmero, hueso que va del hombro al codo, de su brazo derecho, por el de una persona muerta, no lo creían. ¿Sería posible separar los músculos, las arterias, y todo lo que gira en torno al hueso, y sustituirlo por otro?, se preguntaban. Y la respuesta de los médicos fue sí. Raúl se convertiría en la primera persona a la que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le realizara esta novedosa operación.
La decisión se tomó para salvar el brazo del menor, quien tenía un tumor de 25 centímetros que abarcaba 90 por ciento del total de su hueso, por lo que no había manera de colocarle una prótesis de titanio y acero, debido a que no había dónde anclarla. La operación se realizó con éxito en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS. Se trata de una técnica quirúrgica que es novedosa a nivel mundial. En el caso de México el problema es que, por una parte, no existe una cultura de donación de órganos y mucho menos de huesos; y por otra, que tampoco los médicos tratan de salvar las extremidades cuando prácticamente las dan por perdidas.
LA TÉCNICA
El trasplante, explica Daniel Herrera, jefe del servicio de Ortopedia Pediátrica de este hospital, consiste en sustituir la parte del hueso que registra un tumor, por un hueso humano cadavérico de la misma medida.
Este hueso cadavérico a trasplantar -obtenido de un banco de huesos de la Universidad Autónoma de Nuevo León- fue previamente esterilizado y por no tener células vivas, "el paciente no lo rechaza ni tampoco tendrá que utilizar medicamentos inmunosupresores como en el resto de los trasplantes de órganos", aclara el especialista. Es una técnica novedosa, asegura Daniel Herrera, que permitirá salvar extremidades en los niños y adolescentes con cáncer de hueso. El osteosarcoma o cáncer óseo tiene predilección en las articulaciones cercanas al fémur, la tibia y el húmero. En 60 por ciento de los casos se presenta en la rodilla, sin embargo puede afectar a cualquier hueso.
Este tipo de tumor ocupa el 1 por ciento de todos los cánceres, ya que el más frecuente en los niños es la leucemia. No se puede prevenir, y aunque intervienen cuestiones genéticas y algunas alteraciones cromosómicas, en la mayoría de los casos ocurre de manera espontánea. El cáncer de hueso tiene un alto índice de letalidad; de ahí la importancia del diagnóstico oportuno.
Cada año, de acuerdo con cifras oficiales, se contabilizan alrededor de 300 casos (10 por ciento lo atiende el Seguro Social), de los cuales la mayor incidencia se registra en la población de 10 a 16 años de edad, mientras que en menores de 10 años es sólo 10 por ciento del total.
Lamentablemente, dice el ortopedista, el cáncer de hueso no duele, y presenta pocos síntomas, algunos de éstos se confunden con traumatismos o caídas, por lo que cuando los niños llegan al médico ya presentan tumores avanzados.
Se estima, comenta, que cuando hay un tumor óseo que ya invadió partes blandas, ahí hay que amputar. "El diagnóstico tardío incide en la posibilidad de sobrevida, porque si hay metástasis sólo 20 por ciento sobrevive".
De ahí, reitera, la importancia del diagnóstico precoz, y en caso de cualquier dolor en alguna extremidad, una radiografía detecta este tipo de tumores y da un alto porcentaje de certeza y por su bajo costo es accesible para todos. Antes de que hubiera quimioterapias, los niños que padecían esta enfermedad estaban destinados a la muerte. Aclara el especialista que en los grandes centros médicos de concentración se tiene la visión de no mutilar a los niños. Desde hace 14 años, dice, esta técnica se hace quitando el tumor y se sustituye por prótesis metálicas. A veces, admite, es imposible poner la prótesis porque está demasiado grande el tumor y no queda lugar donde anclar la prótesis. En esos casos, explica, nos íbamos a la amputación.
PRÓTESIS Y TRASPLANTE
Para Daniel Herrera, a partir de este año se cuenta con dos herramientas para el osteosarcoma: la utilización de prótesis tumorales y los trasplantes de hueso. Ninguna sustituye a otra, ambas son útiles y sirven para diferentes características de los pacientes. Las dos tienen ventajas y desventajas.
Los casos, dice, donde conviene usar prótesis de titanio y acero quirúrgico es donde hay un tumor pequeño y principalmente se utiliza en extremidades inferiores (rodillas), por lo que ese niño podrá caminar más rápido. Sobre las desventajas, es que además de ser importadas, son caras, cuestan alrededor de 150 mil pesos, y además después de 15 años de colocada, tiene que cambiarse. En el caso de trasplante de hueso, reconoce el jefe del servicio de Ortopedia Pediátrica, hay que esperar a que el hueso se reintegre para que esa extremidad se articule completamente. Otro problema es la disponibilidad, pues si los órganos (corazón, riñón, hígado) son difíciles de obtener a través de la donación, mucho más los huesos. Incluso, subraya, "no hay campañas específicas sobre donación de huesos cadavéricos, o ¿cuándo tú has escuchado 'dona tus huesos', no verdad?"
SÓLO DOS BANCOS DE HUESOS
En el país, precisa, sólo hay dos bancos de hueso, uno en la colonia Del Valle, en el DF, que sólo vende injertos o pequeños segmentos; y el de la Universidad Nacional Autónoma de Nuevo León, que trabaja segmentos enteros y lo hace sin fin de lucro.
La ventaja en esta técnica vanguardista es que es más barata, pues tiene un costo de alrededor de 30 mil pesos. Daniel Herrera dice que es importante que se conozca que hay probabilidad de rescatar extremidades (brazos y piernas) de niños que tienen cáncer de hueso, "porque es penoso que se hagan diagnósticos inadecuados y procedimientos inadecuados donde les hacen biopsias y les diseminan el cáncer", sostiene.
Lamenta que al Hospital de Pediatría del Centro Médico sólo llegan 12 casos nuevos cada año, pues el resto es atendido en otras instituciones de salud públicas y privadas. Para el especialista, con más de 25 años de experiencia como ortopedista, la propuesta, a raíz de esta nueva técnica, es poder concentrar en este hospital pediátrico el mayor número de casos de tumores óseos. "Porque esta grave enfermedad sólo puede ser tratada en hospitales de gran concentración en donde se tenga toda la infraestructura y el equipo médico multidisciplinario", argumenta.
Y como ejemplo de ello, narra la operación de Raúl en donde intervino todo un equipo médico, entre ellos, un oncólogo clínico, un cirujano oncólogo, un cirujano de tórax, un ortopedista, un instrumentista, un patólogo, un rehabilitador y un siquiatra. La operación duró cuatro horas y media, debido a que la zona del húmero tiene los nervios muy pegados al hueso, por lo que los médicos deben proceder con cuidado para evitar lesionar nervios y arterias que provoquen que el niño no pueda mover la mano. En el caso de Raúl, la meta se cumplió, asegura Daniel Herrera.
El niño Raúl Domínguez, oriundo de Durango, nunca supo que debido a su enfermedad pudo haber perdido el brazo derecho. Él está contento, dicen sus papás, porque nuevamente va a poder hacer sus actividades cotidianas.
Recomienda a todos los padres de familia no dejar pasar tiempo cuando alguno de sus hijos manifieste algún dolor en sus brazos o en sus piernas, porque puede ser un cáncer de hueso.