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Último cacique Maká lamenta no tener heredero varón

La tribu, integrada por unas 1,500 personas celebró el martes el día el indígena americano con danzas. (AP)

La tribu, integrada por unas 1,500 personas celebró el martes el día el indígena americano con danzas. (AP)

AP

En unos años la etnia Maká, una de las veinte que sobreviven en Paraguay, se quedará sin cacique. Su líder, Andrés Chemhei, no tuvo hijos varones por lo que a su muerte se cortará la tradición ancestral de traspaso del poder tribal de padre a primogénito.

La tribu, integrada por unas 1,500 personas que residen en el municipio de Mariano Roque Alonso, 23 kilómetros al norte de Asunción, celebró el martes el día el indígena americano con danzas, una exposición de artesanías y un almuerzo de sopa de vaca con mandioca (yuca).

"Tengo tres hijas, entonces, cuando yo muera mi pueblo tendrá que reunirse en asamblea y elegir a su nuevo líder de acuerdo con las leyes de Paraguay", dijo Chemhei en entrevista durante una pausa del festival.

El jefe, de 65 años, relató que "heredé de mi papá la función de cacique y él la recibió de mi abuelo. Si yo hubiese tenido un hijo varón, él habría sido el futuro cacique respetándose la línea de sucesión de acuerdo con el derecho consuetudinario. Pero lastimosamente no ocurrirá así y regirá la ley paraguaya", dijo en español.

A su alrededor, varones y mujeres de todas las edades se presentaban ante un escaso público con vinchas con plumas y pulseras y collares multicolores con cuentas de semillas secas de coco, judías y pezuñas secas de venado.

Los integrantes de la comunidad Maká se dedican a la elaboración de objetos artesanales. El futuro nuevo líder, dijo Chemhei, "tendrá la tarea de vigilar que se mantengan nuestras costumbres".

Además de cacique, Chemhei es pastor de la iglesia bautista.

Ramón Bogado, guía de la comunidad para los visitantes, explicó que buena parte de los Maká profesa ese credo porque "mucho tiempo atrás llegaron hasta nuestros antepasados misioneros de esa religión cristiana". Los antiguos Maká, agregó, adoraban al viento creyendo que él era mensajero de problemas, lluvias, sequías o anunciaba la cercanía de invierno o del verano.

El sacerdote católico y antropólogo José Zanardini relató a la AP que los Maká vivían en el Chaco Boreal, la región occidental de Paraguay, en cercanías del río Pilcomayo que limita con la provincia argentina de Formosa. Hacia fines de la década del 20 el general ruso Juan Belaieff, que colaboraba con el ejército paraguayo, consiguió que los Maká abandonaran sus costumbres guerreras y se asentaran a orillas del río Paraguay "en donde desde los años 40 viven como artesanos y ocasionales cazadores y recolectores de frutas silvestres".

Bogado señaló que como la tribu vive ahora en una zona urbana ha perdido la tradición de asar venado, ñandú (una especie de avestruz sudamericano) y tomar miel de abeja desde el mismo panal.

"Hoy nos alimentamos con sopas de carne vacuna, pollo, guisos de arroz y fideos o embutidos", relató con un dejo de nostalgia.

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Escrito en: etnia Maká Andrés Chemhei

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