Un alumno de diez
La mayoría de los padres sueña con que sus hijos sean inteligentes, buenos deportistas, con buenos principios y responsables, para que el día de mañana sean personas de bien con la capacidad de salir adelante por si mismos y que puedan acceder a un nivel de vida mejor.
¿Pero cómo se puede lograr esto?, es aquí cuando toma importancia el concepto de Educación Integral, la cual se entiende como un medio para lograr la plenitud esencial de la persona, a través del desarrollo de todas sus potencialidades y de una formación humanista.
Es un modelo que busca generar efectos benéficos en la realidad de grupos humanos determinados en contextos específicos, inspirados en un enfoque sociocultural del aprendizaje, con una finalidad o propósito educativo encaminado a la transformación social, como compromiso con la justicia y la equidad.
Ésta surge a través de la necesidad de transformar y mejorar la calidad en la educación en el marco de la reforma educativa, supone un reto en la mejora de la calidad de enseñanza, de educar al niño de forma que se convierta en un ser activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La Educación Integral es un proceso de transformación, que se aplica desde el marco familiar, ya que es en él en donde se desarrollan los valores como base fundamental de la formación integral; inicia desde que el niño nace, ya que la educación plenamente integral requiere condiciones sociales que permitan la satisfacción de sus necesidades.
El papel de los padres es fundamental, ya que son ellos los primeros en cubrir las necesidades básicas del menor, las cuales al ser satisfechas permiten conformar las condiciones para su integración dentro del marco social.
Por su parte, el compromiso de las instituciones educativas, es crear ambientes armónicos y favorables para su desarrollo.
En resumen, los padres de familia y los instituciones educativas tiene que procurar que los menores reciban:
• Un desarrollo adecuado de su propio cuerpo y una vida saludable.
• Un desarrollo preciso y armonioso de su emotividad y de su sensibilidad.
• Un desarrollo intelectual que agudice su curiosidad y su creatividad.
• Un desarrollo personal que le haga dueño de su vida y le posibilite para alcanzar sus sueños.
• Un desarrollo social que le faculte para convivir en una sociedad pluralista, en la que participe con su propio proyecto vital y desarrolle una aportación crítica y constructiva, respetando las reglas éticas de una sociedad democrática.
De esta manera se preparará a los pequeños para el ejercicio responsable de su libertad de acuerdo con los siguientes objetivos globales: Aprender a hacer, aprender a aprender y aprender a ser, lo cual fijará las bases para que el día de mañana alcancen todos sus objetivos.
Fuentes: Montessori Santa Cecilia / NACE Centros Educativos