UN ARTISTA DEL VIEJO OESTE
El gusto por lo rústico y un toque del Viejo Oeste, además de una extraordinaria creatividad, han convertido a Jorge Eduardo Hoyos en uno de los más singulares restauradores de automóviles antiguos, quien ha logrado el reconocimiento de propios y extraños, tanto en México, como en Estados Unidos.
Entre las numerosas unidades que ha logrado restaurar, se destaca su obra maestra, un Ómnibus Sultana, modelo 1966, el que al paso del tiempo ha convertido en una auténtica cabaña móvil del Viejo Oeste, en la cual ha recorrido gran parte del territorio nacional y Estados Unidos, siempre despertando la admiración de quienes se cruzan en su camino.
“El autobús perteneció a un equipo de la Asociación Nacional de Béisbol con sede en la ciudad de Delicias, Chihuahua, y por alguna razón vino a dar a las inmediaciones de la colonia Moderna, donde hace cerca de 30 años lo encontramos semi-abandonado. El mismo fue adquirido por el cantante Alberto Vázquez, quien luego de utilizarlo durante un tiempo, decidió que quería uno más moderno y me lo pasó’’.
En poco tiempo, Jorge Hoyos puso en práctica sobre la unidad su gusto recién adquirido por el estilo rústico, ello a raíz de una barra de cantina que le habían obsequiado recientemente unos amigos que emigraron de Torreón y que al instalarla en su casa dio origen a lo que hoy en día es un auténtico bar con un estilo único.
Con esta experiencia y utilizando materiales reciclables, adquiridos a un costo simbólico, incluso muchos de ellos recogidos del desecho, el ómnibus inició su proceso de transformación para convertirse al paso de los meses en una cabaña con todos los servicios y comodidades de una vivienda actual, pero con un estricto apego al estilo rústico.
Maderas, mecates, frascos de café, herraduras, añejos utensilios recopilados al paso de los años en ranchos y ganaderías, conforman la gran diversidad de accesorios que dan vida a este autobús llamado “Semental’’, que luego de más de cuatro décadas de existencia, conducido por su dueño continúa recorriendo las carreteras, sin dejar de causar una gran admiración.
“El chiste de esto es hacerlo uno mismo, con creatividad y que prácticamente los costos sean simbólicos. Con dinero cualquiera puede hacer las cosas, pero sin recursos, con mucha imaginación y sentido de saber utilizar materiales reciclados, el reto es mucho mayor, pero los resultados son muy satisfactorios’’.
Esta casa rodante cuenta con camarote, asientos que se convierten en camas dobles para una buena cantidad de personas, cocina, bar, baño con agua caliente, mesas de juego, boiler, refrigeración, generador eléctrico, accesorios para una terraza lateral y en sí, todo lo que se puede necesitar en una casa para viajar a cualquier parte.
Destacó que para la adaptación de una motocicleta que posee, utilizó una tina de baño que se convirtió en un cofre posterior del vehículo, así como un tambo de plástico de 200 litros con el cual fabricó las polveras de las llantas traseras.
Otras de las unidades a las que ha logrado transformar con el mínimo de recurso económico y sí mucho material reciclable, son: un camioncito Reo, un camión Ford 1951, un Safari, una motocicleta y un camión Ford 47, cuya caja fue convertida en una casa rodante, en la que el espacio disponible fue optimizado al máximo para contar con todos los servicios necesarios para un buen viaje.
Por las manos de este artista, han pasado igualmente varias pick ups, las que luego de ser restauradas y dotadas con diversos accesorios creados a su gusto fueron a parar a Estados Unidos.
Hace algunos años, cayó en sus manos una caja de trailer, la que luego de un buen tiempo de trabajo, se convirtió en un restaurante móvil, adaptado con todos los servicios necesarios para la atención de los clientes. Dicha unidad, cuenta con terraza lateral y su aspecto es también el de una cabaña, donde se disfruta la estancia por parte de los clientes, quienes pueden observar de la creatividad de este artista lagunero, originario de rancho Santa Julia.
UN BAR DEL PASADO
En su propio domicilio, este amante del estilo rústico ha dado rienda suelta a su imaginación y al paso de los años, ha creado un lugar de ensueño, donde una visita a su bar, equivale a un viaje por el pasado, donde se queda atrapado por la magia de un espacio ambientado justo como el Viejo Oeste, de ahí que incluso el mismo le haya sido requerido para la filmación de películas y comerciales de este género.