Un día que no pueden olvidar
Guillermo Ávila, comerciante, estaba en casa de un compañero recibiendo la mercancía que colocarían en el Mercado del Juguete, que se instala en el mes de diciembre en la Ildefonso Fuentes, en Torreón, cuando escuchó que en la televisión se hablaba de un avión que se había estrellado contra una de las Torres Gemelas, en Nueva York.
“Estábamos separando la mercancía cuando vimos en la tele las primeras imágenes que presentaron, el primer ataque a una torre, como se fue dando el problema lo fuimos viendo y viviendo, de formaincrédula, a nuestro alrededor todo mundo se paralizó, no podíamos dar crédito a lo que estaba sucediendo”, explica.
Recuerda que al inicio todo fue muy confuso y se llegó a creer que había sido una explosión en una de las torres, pero no era así.
“Después, cuando supimos que era terrorismo, sentimos miedo de que fuera una declaración de guerra contra Estados Unidos, y sabiendo que era una potencia militar, pues ¿qué era lo que seguía? ¿qué iba a pasar? Son nuestros vecinos”, comenta.
Para don Guillermo, la mayor angustia era saber si sus familiares estaban bien, pues dos hermanos de su madre viven en Nueva York con sus hijos. Insistentemente, trató de comunicarse con ellos, pero las líneas telefónicas estaban saturadas, lo que aumentó la incertidumbre y no fue hasta en la noche cuando logró saber que todos estaban bien. Esto fue hace 10 años, el 11 de septiembre de 2001. Pese a haberlo vivido a distancia, para Guillermo es un aniversario doloroso por la gran cantidad de gente que perdió la vida en instantes.
‘FUE UNA LOCURA’
Mike vivía en Estados Unidos cuando fue el ataque, en un poblado cercano a Nueva York. Recuerda que andaba en la calle cuando se enteró y corrió a la televisión más cercana, en un local comercial, para observar las imágenes, que estaban prácticamente en todos los canales.
“En ese momento no piensas, es una locura, vimos un avión pequeño y cuando llega el segundo, ya piensas que es otra cosa, cuando se confirma que es un ataque terrorista lo único que puedes pensar es que estallará la guerra”, explica. “¿Qué paso?, ¿qué sucedió?, ¿por qué? Es un día que yo siempre recuerdo, fue muy malo”, comenta.
Mike hoy es profesor de inglés en Torreón. En esos momentos, dice que sintió un nudo en el estómago al pensar en las familias de las personas que seguramente habían muerto en estos edificios, que eran los más altos de Nueva York.
Recuerda que el ánimo entre la gente a su alrededor estaba por los suelos. Sentía incertidumbre, inseguridad, miedo, incluso paranoia al no saber si habría más ataques en otras ciudades, al saber que era posible que hubiera semejante violación a la seguridad de su país.
“Nunca antes se había vivido algo así, menos en un lugar como Nueva York, era algo impensable, increíble, algo que no hubiéramos esperado jamás que ocurriera, fue algo que marcó la historia de Estados Unidos para siempre, fue lo más difícil”, dice.
‘EL APOCALIPSIS’
Ismael Rojas tenía 13 años y estaba en casa de sus primos jugando videojuegos. Su tía entró corriendo a la habitación, les informó del ataque a las Torres Gemelas y de que se terminaría el mundo, alternando la explicación con gritos de “¡es el Apocalipsis!”.
“Decía ella que eso lo decía la Biblia, que habla de la caída de Babel y que Babel era Nueva York, y que entonces seguía México, porque México era Sodoma y Gomorra, yo no sabía qué era eso pero era niño y me asusté mucho”, comenta.
En la televisión, todo eran especulaciones, se hablaba de las profecías de Nostradamus sobre “la caída de las dos hermanas”. Su tía comenzó a rezar y les ordenó que se hincaran a su lado a hacer lo mismo, ante una imagen de la Virgen de Guadalupe.
“Mi tía se pegaba en el pecho y pedía que la disculparan por todo lo que había hecho, decía que quería irse al cielo y pedía disculpas ‘discúlpenme, discúlpenme, por mi culpa’, que era culpa de las injurias, de la familia, de todos, luego le empezó a doler la cabeza y la internaron en el hospital, donde duró un día”, recuerda Ismael, quien trabaja en un banco.
“Para cuando nos enteramos de que era un ataque terrorista, estábamos jugando futbol y ya se nos había pasado el miedo”, señala.