Lo cierto es que es preocupante la forma en que a últimas fechas viene desempeñándose el Santos Laguna, que ha perdido partidos en el torneo de casa y en el foráneo, lo mismo en la última etapa de Rubén Omar Romano que en la de inicio de Diego Cocca. Y lo peor de todo es que se ha entrado en un túnel obscuro y ya muy largo.
Nos da la impresión, al ver los primeros tres encuentros de Diego Martín, que no sabe qué sistema utilizar, o quizá ni lo tenga implementado, pues aunque hay destellos, como ocurrió ante Cruz Azul en el Corona, el conjunto no sólo ha perdido estos partidos sino también el ritmo, la brújula y todo lo demás.
Desde hace mucho tiempo venimos señalando que una de las principales fallas del conjunto es su zona defensiva, especialmente desde que llegó a ella el uruguayo Lacerda y después con la incorporación obligada de Uriel Álvarez, quien apuntaba y luego se fue perdiendo en un mar de errores.
En la media cancha, Daniel Ludueña también tiene destellos pero ya no aquella precisión en su toque y en sus tiros de larga distancia, especialmente al cobrar faltas. Además ese ritmo que ha tomado en su accionar desentona mucho con el vertiginoso que quieren utilizar Darwin Quintero y Christian Benítez.
Y a la ofensiva, donde todavía la campaña anterior teníamos poder y llegada, esto ha quedado en el olvido, y la insistencia de entrar por el centro la conocen todos los equipos, que bien pertrechados no permiten la cristalización de las jugadas que por ahí realizan una y otra vez Quintero y Benítez. Ya ni quién se acuerde de utilizar más los carrileros que podrían ser Olvera y Estrada.
En cuanto a Oribe Peralta, éste no ha sido su mejor momento, pues a partir de la lesión como que perdió seguridad en el mismo y ahí anda ayudando en lo que puede. En resumen, Santos se ve ahora con un futuro complicado, y para colmo de males tiene la visita este fin de semana del América, que ya lo vimos jugando bien y anotando. En fin a esperar y a rezar.
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