A José Torres Domínguez lo conocimos en las canchas de basquetbol de la Escuela del Centenario, allá por los años cincuentas del siglo pasado. Fuimos compañeros en varios de los equipos que dirigía don Alfonso Esparza, los famosos Torreones, Esparta y demás.
Era una persona llena de entusiasmo y su carisma le hacía ganar amigos por montones, lo mismo dentro del deporte que en los trabajos por donde fue pasando, como Ferrocarriles Nacionales de México y en otras empresas laguneras.
Tenía también facultades para el canto, y con un grupo de amigos formó un trío que nos deleitaba en cada evento que organizaba este diario, lo mismo en las entregas de premios a los ganadores de las vueltas ciclistas que en los aniversarios de los funcionarios de esta casa.
A "Pepe" Torres le sobraba entusiasmo para todo. Recordamos que cuando entró en la tercera edad formó nuevos grupos deportivos y musicales, y es que la cuerda la tenía para toda la vida. Ayer, al abrir nuestro correo electrónico había un mensaje de su hijo José Torres Flores.
Nos decía que su querido padre había fallecido el 29 de abril y que siempre nos tuvo en sus pláticas y en sus pensamientos. Pepillo recuerda a su progenitor impulsando el basquetbol y el softbol, que también jugó y promovió. Nos pide un espacio para recordarlo y le dedicamos toda la columna.
Porque esto y más merecía el querido amigo. Uno es en esta tierra lo que siembra y cuida con cariño. Así como hay seres desubicados, existen también los que a lo largo de su vida van sembrando flores para que por sobre sus pétalos caminemos los demás. Adiós Pepe, y gracias por lo que nos regalaste.
Mruelas@elsiglodetorreon.com.mx