En el amanecer de ayer ya estábamos frente al televisor, viendo el partido celebrado en el viejo estadio Ewood Park de la ciudad de Blackburn, Inglaterra entre el Manchester United y el Blackburn, el primero buscando su enésimo campeonato y el segundo su salvación del descenso.
En la crónica estaba Gustavo "El Condenadote" Mendoza, lagunero de pura cepa, quien con su estilo alegre y emotivo narraba lo que ocurría en el viejo estadio del condado de Lancshire, donde una de sus estrellas volvía a ser el mexicano Javier "Chicharito" Hernández.
Pronto vimos que los Diablos Rojos inexplicablemente salían adormilados, flojerudos, erráticos y sin fuerzas, como si las celebraciones anticipadas y las desveladas causaran ya sus efectos, lo que aprovechó el rival para tomar el balón y manejarlo a su antojo.
Hasta Nani, con una falla garrafal, perdía la primera oportunidad y luego el arquero suplente Kuszcack con sus tonterías al querer despejar con los pies teniendo al rival enfrente, ponían a temblar a los seguidores rojos. Y al mismo Ferguson.
Y fue el australiano Brett Emerton, que había estado insistente, el que puso adelante a los azules, lo que retrasaba la coronación de los Diablos Rojos, pero en la segunda parte por fin los del Manchester se pusieron las pilas y así, en un avance del "Chicharito" apareció el penal.
Lo cobró seguro y magistral el mismo Wayne Rooney para volver locos a los miles de aficionados que habían llegado al estadio y la locura se apoderó del lugar, consiguiendo así Ferguson uno más de sus muchos campeonatos, mientras que "Chicharito" con sus 13 goles de la Liga cooperaba y se coronaba también.