A la "Orejona" le ha gustado vivir en la ciudad condal de Barcelona, hace dos años la llevó ahí el conjunto blaugrana que dirige Josep Guardiola, y ayer, encantada de la vida, la gran Copa regresó a la hermosa ciudad española, después de la gran demostración futbolística que brindó el conjunto catalán goleando 3-1 al Manchester United.
Fue un partido lleno de emociones, dominado al principio por los Diablos Rojos, cuando parecía que el mexicano Javier "Chicharito" Hernández volvía a mostrar esa efectividad goleadora, pero su hambre de triunfo lo llevaba adelante de la línea permitida, marcándosele repetidamente los fuera de lugar que buscaban enfriar su entusiasmo.
Barcelona nunca se desesperó, y el balón, que ni siquiera pasaba cerca de sus botines, conoció de la precisión del toque en las jugadas cortas de Messi con el Xavi o de Villa con Iniesta y así la "Orejona", que estaba junto a las tribunas, empezó a sentirse tranquila, pues confirmaba que sus deseos de volver a la ciudad condal empezaban a tomar forma.
Especialmente cuando Xavi vio llegar por derecha a Pedro y le mandó el balón para que anotara ante la desesperación de Van der Sar, pero pronto aparecía el "Niño travieso" de los barrios londinenses para igualar cartones con un señor balazo. Así se fueron al descanso, y en la segunda parte ya no hubo duda de quién era el dueño de las acciones.
Lionel Messi, que tanto había batallado para anotar en tierras inglesas, anotó el tanto que marcaría el triunfo y para remacharlo surgió la figura del "Guaje" Villa para cerrar el ataúd, que sólo encesitaba de tres clavos. En la premiación, Alex Ferguson y sus rojos estuvieron tranquilos, ecuánimes, conformes en dar su mejor esfuerzo, que fue insuficiente ante un gran equipo.
Vimos después el partido de nuestra Selección ante Ecuador, donde los nuestros lograron salomónico empate a un gol, después de ir ganando con tanto tempranero de Torres Nilo, pero luego Michael Arroyo empataría con un señor disparo que no lo podía para nunca de los nuncas Guillermo Ochoa, y las facilidades que dieron los zagueros mexicanos fueron definitivas.
Mruelas@elsiglodetorreon.com.mx
