El 4 de Mayo de 2004, River Plate, el equipo millonario de Argentina, hacía su presentación en el viejo estadio Corona dentro de la Copa Libertadores, la primera a la que llegaba Santos Laguna, apoyado en esa histórica velada por sus miles de seguidores que lo apoyaban. Parecía increíble que el famoso equipo pampero estuviera aquí.
Dirigido por Leo Astrada, el conjunto de la franja roja venía con sus titulares, entre los que brillaba su arquero Germán Lux, sus Marcelos, Gallardo y Salas, Mascherano, Lucho González, Daniel Montenegro y Fernando Cavenaghi. El equipo de la Comarca tenía en la puerta al argentino Christian Luchetti y en el campo a Altamirano, Cariño Borgetti, el Pony Ruiz.
Sorpresivamente el defensa Tula le daría el triunfo al conjunto de las pampas, pero en el partido de vuelta, celebrado el 11 de ese mismo mes y año en el Monumental de Buenos Aires, Santos fue el de las grandes jornadas, con una demostración de buen futbol consiguiendo al final un empate que lo llevaría a la tanda de penales.
Christian Luchetti, fue la figura del partido, deteniendo tiros que ya cantaban como goles en el viejo estadio de Buenos Aires, y luego parando un penal que parecía enfilar al triunfo a los laguneros, pero fallas de Cariño y El Pony echaron a perder los sueños que alentábamos todos en estas tierras.
Y a pesar de ello, el domingo por la tarde, al enterarnos que River Plate, con toda su brillante historia dentro del futbol, creador de tantos ídolos, se había ido a la división inferior, no evitamos sentirnos tristes y a la vez reflexivos, porque así es el deporte, igual que la vida, hay momentos felices y también tristes.
Esta historia nos hace pensar en la lucha eterna que todos debemos tener para estar siempre adelante, no darnos por vencidos nunca. Luchar hoy y mañana por mantenernos en la cima, porque cuando se repiten los fracasos, viene la parte triste y amarga de la historia de cada quien.
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