El 14 de agosto de 1993, Atlas se presentaba en el viejo Corona, dirigido por Marcelo "El Loco" Bielsa, un técnico de gran fama, considerado en algún momento como el mejor del mundo. En esa fecha los rojinegros se fueron arriba con gol de Cristian Domizzi.
Abajo, en la cancha, cerca de donde estábamos, "San Marcelino", como también llaman a Bielsa, empezaba su "show" personal. Se levantó pronto del asiento y empezó a gritar hacia donde estaban sus jugadores, y luego a pasearse de un lado a otro.
A los 30, un autogol de Steve Padilla hizo explotar al técnico de Argentina, que furioso reclamaba la acción, pidiendo al silbante Pascual Rebolledo la anulación del tanto. Y no terminaba el primer tiempo cuando Jesús Gómez sentenciaba el partido a favor de la causa santista.
En la segunda parte el "show" del Loco estuvo a todo lo que podía alcanzar, gritaba, saltaba, y manoteaba, mientras que en la tribuna, los que estábamos cerca veíamos asombrados todo lo que enseñaba el famoso timonel, comprobado el acierto de su apodo.
Pero donde ya no nos cupo duda del porqué de su fama, fue que al abandonar el estadio, unos diez minutos antes de concluir el encuentro, encontramos a Marcelo en la zona de estacionamiento, caminando de un lado para otro y preguntando a todo el que pasaba cómo iba el partido.
Genio y figura, pero lo siguen contratando, y en Chile pasó y dejó su huella. Lo recordamos este día, cuando nuestra Selección hace su debut en Copa América enfrentando a la selección chilena, ahora dirigida por Claudio Borghi, otro argentino que también tiene sus propios arranques.
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