Cuando vivimos en la Ciudad de México, nuestro domicilio estaba en la bella Coyoacán, así que cada vez que podíamos íbamos a CU a ver los entrenamientos de Pumas, y nos llamaba la atención la preferencia que se daba a los jóvenes que llegaban a probarse, procedentes de toda la República.
Como por ese tiempo no había futbol de Primera División en esta Comarca, a veces encontrábamos a jóvenes que procedían de La Laguna y nos daba gusto platicar con ellos, deseándoles éxito. No supimos de ninguno que destacara, aunque sí hubo algunos de los que vimos por ese entonces iniciándose que triunfaron.
Así, cuando regresamos a estas tierras ocurrió el ascenso, primero del Laguna y después del Torreón, al máximo circuito, y nos unimos a las porras que apoyaban en casa y fuera de ella a nuestros dos equipos, hasta que Armando Navarro Gascón, que en gloria esté su alma, nos pidió lo ayudáramos en los comentarios.
Desde entonces, o sea en el ya lejano año de 1968, hace 43 años, dimos inicio a esta columna, mientras que cada domingo estábamos en la caseta de transmisiones de San Isidro, a ras de campo, pues dicho lugar estaba casi en un hoyo, no como ahora que todo se mira desde las alturas.
Por lo que narramos al inicio, nos convertimos en seguidores de Pumas, y siempre nos ha gustado el tiempo, la atención y la forma en que trabajan con los niños y jóvenes que visten la camiseta felina. El mismo domingo, teniendo a Santos enfrente, tuvimos que reconocer lo que destacan muchos de sus jóvenes.
Y reafirmamos lo que escribimos un día antes, cuando mencionábamos que Mario Trejo y Memo Vázquez, en el último draft dijeron que se la rifarían con lo que tienen así como su cantera, donde destacan jóvenes como Eduardo Herrera, que anotó un golazo a Santos, así como Servín y los hermanos Palacios.
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