Tres técnicos, uno mexicano y dos extranjeros están en capilla. El mexicano Tomás Boy no ha podido enderezar la nave moreliana y aunque tiene dos partidos pendientes, uno de ellos contra Santos, los 4 guarismos acumulados hasta la fecha lo ponen rumbo al despido.
Pero el caso más sonado es de Carlos Reinoso, por tratarse del América, equipo que dirige el chileno de las mil tormentas, que él mismo provoca. Su falta de paciencia, tacto y prudencia fue la nota más difundida la semana anterior.
Comentábamos ayer que puso a tirar penales a Vicente Matías Vuoso y todos los falló. Carlitos aguantó el primero, el segundo, pero en el tercero explotó y con palabras altisonantes, propias de un carretonero -con el perdón de estos señores- le dijo al Toro de las Pampas las groserías más subidas.
Y uno que conoce a Matías sabe cómo reacciona ante los insultos, así que el argentino nacionalizado mexicano se subió en su macho y tuvo que intervenir Luis Alberto Zague para medio tranquilizar las aguas. Después Reinoso puso a tirar penales a Christian Benítez quien también falló.
Carlos Reinoso no podrá tener éxito como técnico si vive de recuerdos, pensando en lo que hacía en las canchas y era un virtuoso, y luego compara eso con lo que ve y pues el hígado empieza a inflamarse en su organismo.
Y el otro extranjero en la picota es Rubén Omar Romano, quien ahora dirige al Atlas, el peor equipo de lo que va del torneo. Pero escuche al argentino después de cada derrota, repitiendo sus famosas frases en las que se justifica y echa toda la culpa a los jugadores. Pero no tiene le culpa el indio.
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