Es cierto, tenemos jaula de oro, que muchos elogian, pero le sigue faltando un equipo digno de ella, no uno que dos, tres o cuatro partidos los brinde más o menos bien todos los demás dentro de la mediocridad, lo que no merecen ni su directiva mucho menos su afición .
Lo que ocurrió la noche del martes en el nuevo Corona sirve para descobijar a muchos jugadores que han hecho lo que han querido, a veces medio cumpliendo, a veces, la mayoría de las ocasiones, burlándose de directivos, técnicos en turno y aficionados.
Si siguen encaprichados en mantenerlos aquí con altos honorarios, y a tiempo, ya no será culpa de ellos. Pase lo que pase este sábado califiquemos o no a la liguilla, es tiempo de limpiar la casa, de traer gente con hambre y despedir a los burócratas del futbol.
Pase lo que pase gente como Emanuel Ludueña, José María Cárdenas, Carlos Adrián Morales, Felipe Baloy, Carlos Ochoa y Santiago Hoyos, entre otros, deben irse a otra parte, donde quizá puedan retomar su camino, aquí ya han dado lo que han querido y podido.
En cuanto a Benjamín Galindo, todavía hay que analizar su forma de ver el futbol y lo que necesita Santos Laguna para volver a ser grande, porque con Rubén Omar Romano no consiguió ningún campeonato y los segundos lugares no pasan nunca a la historia.
Con serenidad, con responsabilidad, hay que analizar la real situación de Santos Laguna, para que no haya espectáculos tan deplorables como los del pasado martes, donde miles de aficionados no pueden estar equivocados al abuchear a un equipo, por más que se enojen algunos jugadores.
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