Siendo honestos, no todo lo que hizo en Santos Laguna el argentino Diego Cocca fue criticable. En esta casa, cuando nos visitó, hablamos largamente de los jóvenes de la cantera o de otras partes, a los que casi no les daban oportunidades.
En esa ocasión lo acompañaba una carpeta, donde tenía datos que anotaba aquí y allá. Revisó los papeles y después de un buen rato de analizarlos, volteó y nos dijo: Tienes razón, hay gente con facultades que no se les da oportunidad. Me comprometo a hacerlo.
Y así fue, en el corto periodo que estuvo aquí debutó a varios y a otros, que no eran tomados en cuenta, les abrió las puertas de las posibilidades y de la esperanza. Uno de ello fue el gomezpalatino Rodolfo Salinas Ortiz, traído del San Luis pasó algún tiempo olvidado.
Fue Diego Cocca quien lo sacó de la banca y lo puso a trabajar con el primer equipo, primero en las canchas de entrenamiento del TSM y luego en la del nuevo Corona, ya en partidos oficiales. Ahí se quedó por méritos propios, y se extrañaría cuando no estuviera.
Porque al lado de Juan Pablo Rodríguez y del mismo Emanuel Ludueña, Rodolfo ha ido creciendo a pasos agigantados, seguramente ya hasta ha de tener entre sus sueños el llegar algún día a la Selección, pues apenas tiene 23 años de edad.
Hay otro lagunero que se ha convertido también en titular indiscutible. Lo conocimos en las canchas de Carlos Real, Durango, camino a Villa Juárez, donde jugaba de niño acompañando a su padre. Osmar ya ha estado en selección juvenil pero ahora quiere ir a la grande.
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