Tan cerca y tan lejos del cuarto título. Así se encuentra hoy Santos Laguna, después de ese dramático empate 4-4 global ante Monarcas, que por cuestiones de reglamento permite al equipo de la Comarca nuevamente ir en pos de un título, el cuarto en sus 28 años de vida.
Y es que para no desentonar con el estilo que ha adquirido el equipo de la Comarca, desde que Benjamín Galindo tomó el timón, en la fecha nueve, o sea sólo medio torneo, nadie puede asegurar, mucho menos su afición, de que la cuarta corona esté próxima a conseguirse.
Ahora que si somos justos, no se le puede achacar todo lo malo a Benjamín Galindo, que después de ocho fechas de iniciado el Apertura 2011 tomó el timón y ha hecho lo mejor que ha podido, y ha sabido salir adelante con los elementos que le heredaron, especialmente esa defensa de agua.
Ahí, en la zaga, está el punto más débil del equipo lagunero, algo que ya es viejo y a lo que no se le ha puesto un buen remedio, sólo parches mal pegados, y hay que agregar las lesiones y las expulsiones, o de Baloy o de Hoyos, y la baja de juego de quienes están por izquierda.
Afortunadamente en los últimos partidos de liguilla por fin se acordaron del tapatío Carlos Alberto Ibáñez, con experiencia en Atlas, quien a sus 19 años de edad ha tenido llamados a selecciones juveniles y ha caído bien a la exigente afición por sus facultades y entrega.
Y a propósito de preferencias de la gente de la tribuna, por fin Oribe Peralta es el rey de los aplausos, como se le brindaron en algún tiempo a Jared, al Pony y a Vuoso, y lo mejor es que ahora los reconocimientos unánimes son para un lagunero.
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