"No debemos dejar que la violencia secuestre nuestros espacios", fue la frase que me dijo el escritor Jaime Muñoz al confesarle que desde hace varios años he dejado de asistir a la tradicional función de lucha libre los jueves por la noche en la Arena Olímpico Laguna en Gómez Palacio.
En una plática reciente con el autor de Parábola del Moribundo, le confesé que desde los cuatro años en compañía de mi padre y mi abuelo, iba a esa arena donde incluso todavía alcancé a ver al Santo antes que muriera en 1984.
A pesar de mi gusto por el deporte de los costalazos, la violencia y la inseguridad me han hecho que abandone esta práctica, pues regresar a Torreón después de las once de la noche y cruzar el Puente Plateado por desgracia se ha convertido en un deporte extremo.
"Yo no voy todos los jueves, pero intento ir algunos", me dijo Jaime quien también reflexionó sobre la importancia de que los ciudadanos no abandonemos nuestras costumbres y espacios favoritos.
Esta plática se llevó a cabo un sábado por la tarde así que al día siguiente decidí ir al Paseo Colón. La experiencia de ver a la gente caminando en compañía de sus familias o mascotas fue por demás agradable, me hizo recordar el Torreón donde crecí y era posible caminar sin ningún temor.
El crear este paseo es un acierto de las autoridades, así como el mantenerlo limpio de vendedores ambulantes, pero sin duda la gran clave para que este paseo se haya convertido en un éxito es el comportamiento de los ciudadanos, quienes dan muestra de civismo al respetar los carriles que son para pasear en bicicleta, los que son para los corredores y las familias. También se aprecia la conciencia ciudadana en el respeto que hay al paseo a no tirar basura en las calles y recoger las heces fecales de las mascotas.
Además de caminar o pasear en bicicletas, los niños pueden entretenerse en juegos o bien participar en talleres culturales de dibujo y literatura.
Fue el domingo 20 de marzo cuando se puso en marcha el Paseo Colón, sin duda uno de los mayores aciertos de esta administración y que incluso en un día llegó a congregar a diez mil visitantes.
En varias ocasiones se ha mencionado en esta columna la importancia de rescatar los espacios públicos. Experiencias como la de Medellín en Colombia o Palermo en Italia son ejemplo de cómo una sociedad sin miedo es capaz de vencer a la inseguridad. El miedo nos paraliza, de ahí la importancia de salir a la calle y convivir con el otro mientras nos reconocemos como laguneros.
La administración que encabeza Eduardo Olmos ya dio un primer paso con la implementación de este paseo, ahora es importante redondear este trabajo con diferentes acciones como el mantener limpias las calles, reponer los monumentos que han sido robados, evitar el grafiti y encauzarlo a una labor artística. Recordemos que una ciudad descuidada manda el mensaje de que es campo fértil para la delincuencia, de ahí la importancia de tener una ciudad bella y cuidada, donde se vea que las autoridades trabajan de manera conjunta con los ciudadanos.
El Paseo Colón es un ejemplo de que en Torreón la gente quiere volver a transitar por las calles, pasear sin miedo, al mismo tiempo que evidencia los beneficios que puede traer a la sociedad una buena política pública que se trabaja y promueve de manera conjunta con los ciudadanos.
El Paseo Colón es un acierto, ahora el reto es replicarlo y que se pueda transitar por cualquier calle de la ciudad con igual tranquilidad, todos los días y a cualquier hora.
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