Transplante. El año pasado a Sergio Gómez sólo le quedaban 15 días de vida, pero obtuvo otra oportunidad con un transplante de corazón.
¿Puede haber mejor regalo que recibir un corazón cuando el nuestro ya no funciona? Esta Navidad Sergio Gómez Galindo celebrando un año de haber obtenido un nuevo corazón donado por un joven de su misma edad que falleció en el estado de Chihuahua.
Los motivos de su muerte no fueron revelados por razones de confidencialidad; sin embargo, quedó descartada la posibilidad de que la muerte del donador fuera por accidente, pues un corazón "golpeado" o con trauma toráxico no funciona para ser donado.
Sergio, un joven de 18 años, necesitaba otra oportunidad de vida. A su corazón (que había crecido más de la cuenta) solamente le quedaban 15 días de latidos (vida).
A esto había que sumar que su grave estado de salud coincidió con una ruptura amorosa, que a su decir, lo sumió en una fuerte depresión por varios meses. "Como si ella me hubiera reducido a cero", comenta en entrevista.
Como consecuencia de su deterioro físico, Sergio ya no caminaba, sin fuerzas y fatigado le dolían los pulmones, dejó de asistir a la escuela y permanecía en cama. Su vida dependía de un trasplante. Requería de un buen corazón.
Fue internado de emergencia en el Hospital General, Centro Médico La Raza, en espera de un donador con el que hubiera compatibilidad sanguínea y las condiciones de tamaño, peso, y superficie corporal que requería.
Después de varios estudios, el Comité de Trasplantes de dicho nosocomio determinó, junto con el doctor Guillermo Careaga Reina, jefe de división de Cirugía Cardiotorácica del Hospital General, Centro Médico La Raza, reportar al Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) que Sergio Gómez Galindo era un paciente de emergencia cero.
"Los pacientes emergencia cero son aquellos que necesitan ser trasplantados de urgencia, porque en caso contrario fallecerían en un plazo breve por su extrema gravedad. A partir del reporte, el Cenatra juega un papel fundamental", especifica el doctor Omar Sánchez, jefe de Planeación, Enseñanza y Coordinación Nacional del Cenatra.
"Un total de 40 personas participaron en el trasplante de Sergio Gómez desde el instante que el órgano fue extraído del donante hasta el momento en que comenzó a latir en el pecho de Sergio".
Para el doctor Careaga Reina, el Hospital General, Centro Médico La Raza está atravesando por un momento histórico, toda vez que entre enero y diciembre del presente año se realizaron nueve trasplantes de corazón, más que en cualquier otro hospital del país.
"Esto es un síntoma de que la cultura de donación está aumentando", refiere el especialista del IMSS, quien participó en el primer trasplante de corazón en nuestro país realizado en 1988 en las instalaciones de La Raza.
ASIENTO DE LA VIDA En algún momento previo a la cirugía, el comentario de Sergio hacia el doctor fue: "Doctor, qué bueno que me quitará el corazón malo, éste que una mujer me partió, (el paciente señala el lado izquierdo de su pecho), y que ahora recibiré un corazón nuevo. Espero sobrevivir", confesó.
Después, Sergio fue anestesiado, y cuando abrió los ojos de nuevo, le costó reconocer a las personas que lo rodeaban. Posteriormente empezó a recordar; pero mientras tanto, también se enteró de que su ex novia -a pesar de conocer su gravedad- nunca le llamó por teléfono, ni lo visitó en el hospital.
"Tengo un corazón trasplantado, nuevo, pero continúo siendo la misma persona con los mismos sentimientos, tan es así que el rencor hacia esa mujer no desaparece. Es un mito que uno adquiere la personalidad de otra persona (en este caso del que me donó su corazón) al ser trasplantado. Yo sigo siendo el mismo, aún siento desprecio por ella, pero también tengo un espíritu distinto, y una nueva visión de la vida", asegura.
En días recientes Sergio visitó la Torre de Control del Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, que fue quien coordinó y privilegió el oportuno aterrizaje del avión que transportaba el corazón que provenía de Chihuahua.
El traslado de un órgano se logra de manera gratuita, mediante acuerdos con líneas aéreas mexicanas y el Cenatra, a través de su módulo de apoyo estructural, establece contacto con la torre de control de la terminal aérea.
A pesar del rencor que confiesa aún sentir, Sergio ha iniciado una nueva relación, con la que dice estar bien. Regresó a la escuela, y le sorprende el entusiasmo que ahora siente hacia la música (esto no le ocurría antes del trasplante de corazón). ¿Será que a mi donador le gustaba la música? -se pregunta.
Por lo pronto Sergio se ha acercado a sus compañeros, y amigos más íntimos, para invitarlos a que sean donadores de órganos. Lo mismo ha hecho con su familia. Su madre estaba contra de las donaciones. Ahora, y ante el hecho de que su único hijo esté vivo y sano, ella ha cambiado de opinión: quiere ser donadora en el momento de su muerte.
Para el doctor Guillermo Careaga Reina, el cadáver y los órganos de un donador son una "huella de la humanidad que dejamos", y una excelente oportunidad para cerrar nuestro ciclo de vida.
UN GRAN COMPROMISO A su decir, "no hay compromiso mayor para un médico que trasplantar un órgano, pues está en juego no sólo la vida del receptor sino el enorme compromiso hacia esta huella de humanidad que deja el que fallece y deposita en otro ser, en este caso el joven Sergio. En los últimos años, gracias soluciones que se inyectan directamente al corazón, es posible conservarlo en un periodo de cinco a seis horas fuera del organismo", refiere.
Sergio aún está sorprendido. "Sé que ahora tengo una misión, pero aún no la he descubierto", dice.
Sergio requerirá terapia inmunosupresora a lo largo de su vida para evitar la progresión del rechazo del órgano y las probables infecciones.
"Este posible rechazo es latente porque nuestro organismo se defiende de todo aquello que no es idéntico a sí mismo, como si se tratara, o mejor dicho, por si se tratara de un enemigo", concluye Careaga Reina, quien ha participado en más de 40 trasplantes de corazón.
Para prevenir enfermedades de este órgano, el especialista del IMSS recomienda extremar cuidados para preservar la salud en general, y particularmente del corazón, con medidas como disminuir el sobrepeso, reducir el consumo de comida chatarra, y productos con alto contenido de grasa y sal en la comida, además de practicar algún tipo de ejercicio con regularidad y detectar la hipertensión arterial en etapas tempranas.
- ¡Ah!, y cuidado con los desamores, y el manejo de las pérdidas, porque en general ambos condicionan o predisponen problemas de salud de toda índole -concluye.
