El secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, dijo a los medios de comunicación el jueves 19 de mayo que el cálculo más reciente de la dependencia a su cargo muestra un subsidio de $170 mil millones de pesos en el precio de la gasolina.
Habló, en consecuencia, de la necesidad de establecer un precio que refleje el costo real de la gasolina, ya que, según él, hoy se encuentra 30 por ciento por debajo de la referencia internacional y es de las "más baratas del mundo".
Esas ideas son una verdad a medias que han perpetuado nuestras autoridades, basándose en las diferencias de precios del combustible al consumidor en México y en otras partes del mundo.
Es verdad que el precio de la gasolina difiere considerablemente en los distintos países, pero ello tiene poca relación con su costo de producción o su precio de mercado, así como tampoco la tiene con el hecho de ser exportador o importador de petróleo.
El costo de producción de la gasolina es prácticamente el mismo en todos los países, sean estos vendedores o compradores de petróleo. Hay, además, un mercado internacional del combustible que determina el precio de sus distintas calidades y al cual pueden acceder todos los países del mundo.
Existen, eso sí, algunas diferencias de costos cuando la gasolina se produce en instalaciones viejas o se utiliza etanol como materia prima, pero no para explicar las discrepancias de precios finales para los consumidores en los distintos países.
En otras economías el precio de la gasolina refleja, además, las oscilaciones en el precio del petróleo, mientras que en México se maneja con criterios políticos, sin considerar los movimientos del mercado.
El cálculo del subsidio que hace el Gobierno mexicano considera como referencia internacional el precio de la gasolina en Estados Unidos (EU), mientras que al señalar que la nuestra es de "las más baratas del mundo", se basa en una comparación con los precios que pagan los consumidores en otros lados, sin tomar en cuenta que una parte importante de esos precios no tienen relación con el costo de producción o de importación de la gasolina.
¿Por qué difieren tanto los precios de la gasolina al público en los diferentes países? Lo que explica las enormes diferencias en el precio final al consumidor no es su costo de producción o el precio al que la venden las refinerías, sino los impuestos que cargan los gobiernos.
En Estados Unidos existe un impuesto federal al consumo de gasolina, así como impuestos estatales y locales, lo que explica las diferencias de sus precios al consumidor dentro de ese país. En fechas recientes estos gravámenes representan alrededor del 15 por ciento del precio que pagan los consumidores.
En los países europeos, tanto importadores como exportadores de petróleo, los impuestos representan alrededor del 60 por ciento del precio de la gasolina, con los fines de disminuir la contaminación, ahorrar energía y reducir el tráfico de vehículos.
En México, en cambio, la situación no es transparente. Sólo conocemos el desglose del precio y el IVA correspondiente, sin que se aclaren el costo de producción de Pemex, el costo de importación de la gasolina y los gravámenes que el Gobierno cobra a la paraestatal por concepto de venta de gasolina.
El Gobierno sólo puede hablar de un subsidio (que no necesariamente implica un desembolso) si Petróleos Mexicanos pudiera vender su gasolina en los mercados mundiales a un precio superior al que rige en nuestro país, o si nos vende la gasolina importada a un precio inferior al que paga por ella en el exterior.
No hay subsidio cuando las diferencias de precio se deben a políticas impositivas distintas. A través de los años ha habido, por tanto, momentos donde hay un subsidio y otros donde no existe, dependiendo del precio internacional del petróleo.
La información reciente muestra que hoy existe un subsidio, por lo menos en lo que toca a la gasolina importada, cuyo costo quizá no se alcance a cubrir con el precio al consumidor antes de IVA.
Es probable, sin embargo, que el monto total del subsidio sea inferior al que mencionó el secretario de Hacienda, que para sus argumentos utiliza referencias internacionales incluyendo impuestos.
El problema de fondo del precio de la gasolina en nuestro país es que el Gobierno tiene el monopolio de Pemex y decide qué tanto de ese precio va a la paraestatal y qué tanto a impuestos y otros cargos.