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Una explosión

GILBERTO SERNA

Las cosas allá afuera no andan como deberían. No se había escuchado un reclamo que diera lugar a tan áspera respuesta. Algo inédito que no tiene más explicación en que los nervios de los funcionarios se encuentran tensos. Igual que usted o que cualquiera. Todo indica que los trabajadores de una mina de carbón ubicada en Sabinas murieron luego de que el temible gas grisú estalló. Eso es frecuente cuando se trabaja en condiciones de seguridad no adecuadas. Pero, más allá de lo anecdótico del asunto, la pregunta es ¿hasta cuándo? Qué se requiere hacer para que la codicia no nuble el entendimiento, ya no nada más de los dueños o concesionarios de los fundos mineros que buscan una ganancia rápida y segura aunque se lleven entre la inepcia de las autoridades del ramo a lo que podríamos considerar como carne de cañón: sacrificable ciento por ciento, sino de quienes tienen en sus manos el aplicar los reglamentos para que trabajen normalmente en condiciones seguras quienes se ven empujados por la necesidad económica a prestar sus servicios por poca paga y condiciones infrahumanas para jalar. Un jovencito que ayudaba a su familia se encuentra hospitalizado, víctima de la explosión y de la abulia de las autoridades.

Permítaseme una corta digresión. En mi cada día que pasa más lejana niñez, Torreón era un terroncito del tamaño de un pañuelo, en que las personas mayores de mi familia me asustaban aprovechando mi ingenuidad y sin mayores pretensiones de lograr que abriera desmesuradamente los ojos, que los laboriosos chinos estaban exactamente debajo de nosotros, en el lado opuesto del planeta, por lo que daban por hecho que atravesarían la Tierra para llegar con intenciones hostiles hasta nosotros, aprovechando la oscuridad de cualquier noche. Desde ese entonces no logro conciliar el sueño si la lámpara de mi cuarto no está encendida, aun cuando su luz provenga de la pavesa de una vela de sebo a punto de extinguirse. Quién o quiénes serán los responsables, ahora, ¿Importa?, ¿resucitarán los muertos sepultados bajo toneladas de escombros?, hasta la pregunta es necia, obvio que no. Los que pasaron a una mejor vida descansan en paz. No hace mucho tiempo en la mina de Conchos ocurrió una explosión similar en la que murieron trabajadores cuyos cuerpos no han sido rescatados. Ahí permanecen sus restos sin que, hasta ahora, haya poder humano que los pueda rescatar.

Dejemos las cosas pasadas y avoquémonos, a los sucesos de estos días. Los hechos. Los secretarios de Trabajo y el de Economía, se trabaron en una pelea verbal atribuyéndose, el uno al otro, las muertes de mineros ocurrida en esa mina, ubicada en Sabinas. En entrevista para los medios, los funcionarios federales, se dice en la nota, se deslindaron del accidente echándole la culpa a su homólogo. El del Trabajo aseguró que es la secretaría de Economía la autoridad responsable en la materia, "es la que otorga las concesiones en términos de la ley minera" dijo. El de Economía dijo ser cierto, pues esa dependencia a su cargo tiene a su cargo la obligación de otorgar las concesiones, sin embargo indicó que cuando hay incumplimiento de normas, caso de la mina de Sabinas, éstas son competencia de otras dependencias entre ellas la de Trabajo y la del Medio Ambiente.

Se asegura que la situación de la mina realizaba una operación irregular muy precaria en un vacío legal y en la clandestinidad. Lo cierto es que sea quien sea el responsable, por lo visto su dependencia carece de inspectores o los que hay no hacen su trabajo o si lo hacen, da a pensar que por unos cuantos centavos se hacen de la vista gorda.

Lejos de las culpas y disculpas, ¿cuántos de los agujeros trabajan con irregularidades y Secretarías fodongas de la misma laya? (fodonga: en México, mujer que no sabe o no quiere ocuparse de las faenas de la casa). Lo lógico, es que si aplicamos el término al caso que aquí nos ocupa, los dos funcionarios o no saben que además de cobrar la nómina y como decían los conquistadores más lo que afanaren, hay que trabajar y como en el caso no hacen bien su trabajo o de plano se dedican a "grillar"(grillo: insecto ortóptero de cabeza redonda y ojos prominentes; el macho sacude y roza con tal fuerza los élitros (las alas) que llega a producir un sonido agudo y monótono característico. Se dice que así llaman a la hembra.

En asuntos políticos se le llama grillo al que dedica a perder el tiempo, sin hacer otra cosa que deshojar una margarita repitiéndose una y otra vez "seré yo el elegido en la próxima contienda electoral"; también se les dice holgazanes.

En fin, si me dan a escoger, los tomaría a los dos como buenos para nada y era hora que los hubiera tomado por el cuero del lomo y de una patada los hubiera mandado a volar.

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