D Urante estos días de descanso laboral, aproveché para disfrutar de la paz hogareña, leyendo, viendo algunas películas que me había perdido en el año y poniendo orden, desempapelando y desempolvando, bajo la premisa de que el orden externo promueve el interno. Durante el año que termina, el ánimo de todos ha quedado maltrecho, lastimado; ni qué decir de las familias golpeadas por el secuestro, el robo, la inseguridad y el desempleo. A todos nos hace falta con urgencia un entorno, aunque sea el muy reducido de nuestro hogar, que refleje lo que el espíritu añora: paz, seguridad, orden. Y aunque sea una vez al año -me dije con firmeza- voy a enfrentar lo que he ido posponiendo para "cuando tenga tiempo": revisar, leer, ordenar, tirar, regalar. Mínima tarea para lo que en verdad necesitaría nuestra ciudad, nuestro país...Pero como dicen, por la casa empieza. En esas horas dedicadas a tanto papel acumulado descubrí algunas lecturas de las que no me pude deshacer y decidí compartirlas en este espacio con los pocos lectores que no salieron de vacaciones.
Hoy 1° de enero de 2011, -y como cada día mientras tengamos vida,- se abre una vez más ante nosotros, un espacio de tiempo nuevo y el desperdicio o uso provechoso que hagamos de él depende, en buena medida de lo que cada quien decida hacer con su tiempo; sin embargo, estamos encadenados a las rutinas de trabajo y las obligaciones de tal manera, que cuando disponemos de unos días de descanso, al tercero ya no sabemos qué hacer.
Uno de los artículos que encontré, firmado por un Jack Friedman, (¿?) reflexiona sobre la prisa en nuestras vidas y recrea una caricatura en la que una pareja sube a toda velocidad las escalinatas del Louvre, mientras van preguntando a todos, "¡¿Dónde está la Mona Lisa?! ¡Estamos estacionados en doble fila!!"... Friedman se cuestiona si acaso, física, mental y emocionalmente todos vivimos estacionados en doble fila. Nuestra vida es una carrera constante contra el tiempo, la rutina es el amo y el reloj, nuestro altar. Vivimos en sociedades impacientes, frenéticas y demandantes. El tiempo, dice Friedman, se ha convertido en el valor más preciado, y es de lo que menos disponemos; aconseja que deberíamos hacer caso de esos avisos en la carretera: "Baje la velocidad y VIVA."
En su artículo, Friedman hace también referencia a un pasaje de "Alicia en el país de las Maravillas" en el que la niña pregunta al gato de Cheshire: "¿Podrías decirme por favor qué camino debo tomar desde aquí?" Y el gato le responde, "Eso depende, en gran medida, de hacia dónde quieres ir." Alicia dice: "No me importa mucho a dónde." Y el gato replica: "Pues entonces tampoco importa mucho qué camino tomes." Nosotros, dice Friedman, no vivimos en el país de las maravillas; nuestro mundo es duro, constantemente debemos hacer elecciones difíciles, con un margen de libertades, pero también de enormes responsabilidades. Al acercarse el Nuevo Año 2011, tendríamos que pensar muy bien qué haremos con el regalo del tiempo que tenemos. Ojalá encontremos propósito en nuestra vida, y como el tiempo siempre nos lanza hacia adelante, sepamos elegir el camino que nos permita ser los amos del tiempo y no sus esclavos.
Como casi todos los consejos, es fácil darlos, pero difícilmente se ponen en práctica. Así ocurre cada Nuevo Año, propósitos, objetivos, promesas de cambio...De hecho no tendríamos que esperar a que termine un año y empiece otro para hacer algo que sabemos debe hacerse o que nos gustaría hacer, porque resulta que no solamente evitamos a toda costa hacer lo que es necesario sino que curiosamente, también posponemos hacer cosas que nos darían satisfacción personal. De mis lecturas rescatadas para compartir, elegí también la siguiente, con la disculpa de que no venía el nombre del autor, sin embargo, estoy segura de que no se ofenderá por hacer circular un texto tan sensato y certero:
AYER, HOY Y MAÑANA
"Hay dos días en cada semana por los cuales no deberíamos de preocuparnos. Dos días que se deben mantener libres de aprehensión y temor. Uno de estos días es AYER, con sus errores y preocupaciones, sus fallas y equivocaciones, sus cenizas y penas. AYER pasó para siempre, más allá de nuestro control. Todo el dinero del mundo no puede regresarnos el AYER, no podemos deshacer una sola acción llevada a cabo; no podemos borrar ni una sola palabra dicha; el AYER se fue...
El otro día por el que no debemos preocuparnos es el de MAÑANA, con sus posibles adversidades, sus cargas, sus grandes promesas. MAÑANA está también más allá de nuestro control inmediato. El sol de mañana saldrá esplendorosamente, o tras una máscara de nubes, pero saldrá. Hasta que salga, no tenemos en juego nada, porque aún no ha nacido. Esto nos deja un solo día: HOY.
Cualquier hombre puede pelear las batallas de un solo día. Unicamente cuando tú o yo sumamos las cargas de estas dos terribles eternidades, AYER y MAÑANA, es que nos hacemos pedazos.
No es la experiencia de HOY lo que finalmente lleva al hombre a la locura; es el remordimiento o la amargura de algo que sucedió AYER y el temor de lo que el MAÑANA pueda traer."
De modo que ante nosotros tenemos, cada día, el tiempo de HOY, y en la medida que lo permitan las circunstancias del mundo en el que vivimos, de nosotros depende hacer uso provechoso de él para bien de cada uno y de las personas que comparten con nosotros sus vidas. Y para quienes creemos en el poder de la oración, teniendo claro que el propósito de ésta es hacer que Dios nos cambie y nos favorezca, sino que nosotros seamos mejores personas a través de nuestro encuentro con Él mediante la oración, va este último texto -que tampoco sé de quién es-:
"Oramos demasiado para no tener dificultades, pero lo que necesitamos hacer es pedir para desarrollar raíces fuertes y profundas, de tal manera que cuando lleguen las tempestades y los vientos helados soplen, resistamos con valor y no seamos doblegados."
¡Que el Nuevo Año sea pródigo en Salud, en trabajo, que sepamos aprovechar el tiempo que tenemos, y que cada quien encuentre el camino hacia una vida plena de significado y con ello la Paz y el orden interior que tanta falta nos hace!