Con un saludo para José Luis Rodríguez Atilano
A semana próxima pasada tuve el inmerecido honor de ser invitado por la estimada maestra Érika Ayala Ríos, para que me trasladara hasta el impresionante World Trade Center del precioso puerto de Veracruz, a dar una charla a más de mil 200 "jóvenes líderes por un Veracruz adelante".
Para este viejo campesino, convivir con un puñado de frescos adalides y soñadores, venidos de toda la geografía veracruzana, fue un auténtico agasajo para los sentidos, y aún más por encontrar a una excepcional joven y entusiasta líder sindical como Érika Ayala, que se ocupa de capacitar y preparar a las nuevas generaciones de egresados del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz, para que entiendan la necesidad de que participen llenos de amor, entusiasmo, actitud mental positiva, oraciones y alegría en la fiesta de la vida.
En el evento participaron distinguidos ponentes -el más modesto este filósofo-, desde el líder de los jóvenes, Agustín Arcos, el motivador de masas Vicente Hernández Martínez, el lúcido diputado Américo Zúñiga pasando por la legisladora Anabel Ponce Calderón, la brillante Lic. Lorena Piñón, Érika Ayala y el excepcional joven Paul Mil Hernández que dio un mensaje a nombre del talentoso político veracruzano Héctor Yunes Landa, quien se encontraba afónico.
En conjunto, las ideas de los ponentes fue la necesidad de que los jóvenes aprendan a gozar cada instante a plenitud, a vivir con la fuerza y el poder del amor, que además de conectarlos con la fuente de la vida, le da rumbo a la misma, al conducirlos a amar y venerar a sus padres, amar y disfrutar su existencia, amar y cuidar su cuerpo, amar y respetar su tierra, amar y construir sus sueños, amar y trabajar por su patria.
Este viejo campesino les recordó que Dios tiene un plan amorosamente enorme para cada uno de ellos, así que confíen -confía significa CON FE-, invitándolos a que no desperdicien su energía vital andando de malas o con resentimientos, sino que la bien-utilicen para construir su historia.
Para este viejo campesino es importante tener jóvenes líderes, no llenos de conocimientos sino de valores, que trabajen sin fronteras en su natural crecimiento, que eliminen una vida cómoda llena de mediocridad e imaginen una vida mejor, jóvenes que llenos de optimismo y entusiasmo, bien-inviertan su energía y tiempo concentrándose en ir en pos de sus sueños, con un plan concreto y teniendo como norte disfrutar la vida y ser felices.
A propósito de ello, recuerdo el cuento del sabio Anthony de Mello: "El rico industrial del norte se horrorizó cuando vio a un pescador del sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando.
-¿Por qué no has salido a pescar? -preguntó el industrial.
-Porque ya he pescado bastante hoy -respondió el pescador.
-¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas? -insistió el industrial. Ganarías más dinero de este modo, podrías poner un motor fuera a tu barca. Entonces podrías ir aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico... ¡Como yo!
-Y ¿Qué haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.
?Podrías sentarte y disfrutar la vida -respondió el industrial.
?¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?" 1
También comenté a los jóvenes la necesidad de que con flexibilidad promuevan y se adapten a los cambios, superen sus límites y sean alegres; que gocen del sentido del humor, porque es un poder que nace de lo más íntimo del corazón. En sí mismo, el humor es la más agradable de las emociones, porque brota desde la inocencia, le da un sentido ascendente a la vida... por eso es reconfortante y sanador.
Lo del humor me recuerda aquel par de abuelitos de Güémez -ella, Doña Robispunda de 100 años, él Don Ansiolítico de 102- que van a ver al doctor Roldán:
-¿Entonces... usted cree que nosotros no debemos hacer el amor?
-¡No!, miren ustedes si lo hacen, se pueden morir. Me parece que es mejor que duerman en cuartos separados.
A media noche, se escuchan unos toquidos en la puerta del cuarto de Don Ansiolítico.
-¿Quién es?, pregunta medio dormido el viejecito.
-¡Una viejita que se quiere suicidar!
1 Liderazgo centrado en valores Vicente Hernández Martínez, Jorge H. Clavijo Rivas,
Editorial IDEA
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Elfilosofodeguemez
Ramón Durón Ruiz