El futbolista de Uruguay, Mauricio Victorino, muestra el trofeo al público durante la celebración en el Centenario. (AP)
Unas 60 mil personas aclamaron en la madrugada de ayer al plantel de Uruguay que conquistó la Copa América y que, horas después de la consagración en Buenos Aires, emprendió rumbo hacia Montevideo y dio la vuelta olímpica en el venerable estadio Centenario.
La delegación llegó a la base de la fuerza aérea contigua al aeropuerto internacional de Carrasco pasadas las 22:30 e inició un recorrido de más de 12 kilómetros hasta el estadio. Miles y miles de aficionados con banderas, con caras pintadas, luciendo pelucas celestes, hicieron que el vehículo debiera transitar a marcha lenta, por lo que el trayecto tomó varias horas.
Entrevistado por la televisión, el delantero del Liverpool, Luis Suárez, elegido el mejor jugador del campeonato, dijo que los aficionados "se lo merecen por todo el sufrimiento que ha estado viviendo el país en los últimos años", cuando el equipo no conseguía títulos.
"Hay que festejar. Estoy con ganas de ir a las calles e ir al estadio", dijo Diego Forlán, quien se mostraba eufórico tras sellar con dos goles la victoria por 3-0 sobre Paraguay en la final.
Fiel a su estilo, Sebastián Abreu apeló al humor: "Nos dieron el premio al fair play y se lo dieron a Diego Lugano, que es algo así como darle el premio de la paz a Bin Laden". Aludía a que el zaguero y capitán del seleccionado es de juego recio e impetuoso cuando se va al área contraria a intentar cabecear algún centro.
Abreu reiteró lo que le pasó en el Mundial de Sudáfrica: "Ustedes no lo vieron pues la señal se cortó, pero a mí, como en el Mundial, me volvieron a dar el premio al Mejor suplente de la Copa América... Con Diego Godin batimos un récord: somos los únicos dos jugadores que jugamos la Copa América y que no tocamos una pelota".