Desde 2010, militares comenzaron a realizar prácticas de tiro a cielo abierto en ejidos de Petlalcingo, al sur de Puebla, donde incluso instalaban campamentos; ahora, un niño de 11 años que pastoreaba a sus chivos en esa zona perdió un brazo y una pierna porque le estalló un artefacto explosivo que presuntamente los soldados dejaron olvidado en el lugar.
Casi a las 14:00 horas del pasado martes, Oswaldo Zamora Barragán fue trasladado por militares al Centro de Salud de Petlalcingo, pero ante la falta de equipo decidieron llevarlo al Hospital General de Acatlán de Osorio, donde tampoco tenían infraestructura para atenderlo y la ambulancia no estaba en condiciones para trasladarlo a la Ciudad de Puebla. Para entonces Oswaldo ya había perdido el brazo.
Tras una larga discusión decidieron trasladarlo en esa ambulancia, en la cual llegó a las 18:00 horas a la unidad de quemados del Hospital del Niño Poblano. Ahí decidieron amputarle la pierna y dos dedos de la otra mano, además que se encuentra grave en terapia intensiva, sedado e inconsciente.
Paula Barragán, mamá de Oswaldo, dijo que el pequeño estaba acompañado de otros niños cuidando a 7 chivos, de los que también vive la familia.
Policías municipales de Petlalcingo confirmaron que a inicios de semana un comandante militar les avisó que realizarían prácticas en el ejido de la comunidad de El Ídolo, y que ellos le advirtieron de la presencia de campesinos.
La Comisión de Derechos Humanos de Puebla inició un expediente por la explosión de la supuesta granada que lesionó de gravedad al pequeño Oswaldo Zamora.